El autoritarismo se corresponde con un sistema de gobierno en el que una elite o un líder central ejercen un alto grado de control sobre la población, limitando la participación política y la toma de decisiones en los asuntos civiles. En ese sentido, se contrapone al sistema democrático en el que el poder se distribuye entre diferentes ramas del gobierno y los ciudadanos tienen derecho a una participación activa. Es de destacar que el autoritarismo puede manifestarse de diferentes maneras y en diversos contextos, desde gobiernos autocráticos hasta líderes autoritarios en grupos sociales. También puede variar en su grado de intensidad, desde regímenes altamente represivos hasta formas más sutiles de control.
Características
Si bien las particularidades del autoritarismo pueden variar según el contexto y el período histórico, existen ciertas características comunes que suelen asociarse al mismo.
En primer lugar, en un sistema autoritario el poder queda concentrado en manos de una única persona o un grupo reducido de individuos que tienen el control sobre las decisiones políticas en un país. En contraposición, los ciudadanos tienen un papel limitado en los asuntos políticos. De hecho, los mecanismos de participación democrática, como las elecciones, suelen reducirse al mínimo para garantizar la continuidad en el poder de la elite gobernante.
Por otro lado, el autoritarismo suele caracterizarse por la represión de la oposición, incluyendo las detenciones arbitrarias, las torturas, la censura de medios de comunicación y/o la prohibición de los partidos políticos. En este sentido, las libertades civiles y políticas (como la libertad de expresión, de prensa, de reunión y de asociación) están restringidas y suelen ser castigadas. Por esa razón se considera que los sistemas autoritarios vulneran los derechos de las personas.
Es de destacar que en algunos regímenes autoritarios también se promueve el culto a la personalidad del líder a través de la propaganda, a la vez que también se manipula la información reproducida en los medios de comunicación en favor del régimen. Además, algunos regímenes autoritarios promueven el nacionalismo extremo y utilizan la identidad cultural como herramienta de cohesión social.
Sumado a lo mencionado, en este tipo de sistemas, las autoridades rara vez son responsables ante la ley o están sujetas a un escrutinio independiente por lo que la corrupción y el abuso de poder son comunes. De igual modo sucede con los asuntos económicos que suelen estar controlados en favor de los aliados políticos del régimen.
Finalmente, es importante tener en cuenta que el grado de autoritarismo puede variar ampliamente. Asimismo, no todos los países o líderes autoritarios exhiben todas estas características al mismo tiempo, sino que cada uno puede presentar sus propias particularidades.
Ejemplos
Varios casos de gobiernos autoritarios han destacado a lo largo de la historia. Más allá de los reconocidos ejemplos de la Alemania Nazi o la Italia fascista, algunos ejemplos de regímenes autoritarios actuales son los siguientes:
• Corea del Norte: se trata de uno de los ejemplos más extremos de autoritarismo actual. Desde el año 1945, el país ha estado bajo un control rígido y represivo por parte del Partido de los Trabajadores de Corea, liderado por la dinastía Kim cuyos líderes son enaltecidos mediante el culto a su personalidad. Además, el país ha sido objeto de críticas internacionales debido a su programa nuclear y a las preocupaciones sobre los derechos humanos de los norcoreanos.
• China: está gobernada por un sistema de partido único por el que el Partido Comunista de China (PCCh) ejerce, desde 1949, un control estricto sobre la política, la economía y la sociedad. La represión de la disidencia política y la censura en línea son características notables de este régimen.
• Turquía: el presidente Recep Tayyip Erdoğan ha sido acusado de centralizar el poder en Turquía, debilitar la independencia del poder judicial y reprimir a la oposición. Sumado a ello se han llevado a cabo arrestos de periodistas y disidentes, junto con cambios en la Constitución que han favorecido el aumento de los poderes presidenciales.
• Arabia Saudita: se trata de un país con un sistema monárquico autoritario, por el cual el monarca es tanto el jefe de Estado como el jefe de Gobierno. El poder reside en la familia real Al Saud, que es una dinastía que ha gobernado el país desde su fundación en 1932. Los habitantes de Arabia Saudita son constantes víctimas de la vulneración de derechos humanos y de la restricción de sus libertades políticas.
Referencias bibliográficas
Levitsky, S. y Ziblatt, D. (2018). “Cómo mueren las democracias”. Buenos Aires: Ariel.Linz, J. (2010) “Regímenes totalitarios y autoritarios”. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.