Los artrópodos son un filo de animales con el cuerpo segmentado, cubierto con un exoesqueleto quitinoso y un par de apéndices articulados por cada somito corporal. Es el filo con mayor diversidad de especies en el Reino Animal, Más del 80% de las especies conocidas pertenecen a este grupo.
Características generales de las especies artrópodos
Algunas de las principales características que definen a este grupo se observan durante las primeras etapas del desarrollo embrionario como son por ejemplo:
Son organismos eumetazoos, triblásticos, esquizocelomados y protostomados, lo cual quiere decir, en otras palabras, que están formados por numerosas células, cuyo desarrollo embrionario es a partir de láminas u hojas embrionarias (ecto-, meso- y endocermo).
Adicionalmente, presentan cavidades corporales cubiertas de tejido mesodérmico (celoma) formadas por un proceso denominado esquizocelia. Su sistema digestivo está conformado por un tubo con dos orificios (boca y ano), de los cuales, el primero en formarse es la boca (protostomados).
Otra característica que se presenta temprano en el desarrollo de los artrópodos es su simetría bilateral, lo cual quiere decir que presentan un solo plano imaginario de corte capaz de producir dos imágenes iguales y opuestas (especulares).
Segmentación y tagmatización
Los artrópodos, al igual que los anélidos presentan el cuerpo segmentado metaméricamente, sin embargo, en estos últimos la segmentación es homónoma (todos los segmentos iguales), mientras que en los artrópodos es heterónoma (distintos tipos de segmentos).
Esta segmentación heterónoma se debe a que en los artrópodos ha habido una tendencia a la especialización de las regiones corporales (tagmatización), presentándose al menos dos regiones claramente diferenciadas (tagmata): la cabeza y el tronco.
Pared corporal
La característica más distintiva de los artrópodos es su exoesqueleto, el cual es quitinoso y es secretado por la hipodermis.
Este exoesqueleto se presenta en forma de placas esqueléticas denominadas escleritos. Cada somito corporal presenta dos escleritos laterales, las pleuras; un esclerito dorsal, el terguito y uno ventral, el esternito.
El exoesqueleto debe ser mudado periódicamente para que el animal pueda crecer, proceso que se conoce con el nombre de muda o ecdisis, y que está controlado hormonalmente.
Apéndices corporales
Otra de las características más conspicuas de los artrópodos es la presencia de un par de apéndices articulados por cada somito corporal.
Esta característica, aparte de ser la responsable del nombre del grupo (artro= articulado; podos = patas), es según algunos autores, una de las características que han permitido que los artrópodos sean el grupo más exitoso dentro de los animales.
Cada apéndice presenta a su vez varios segmentos o artejos, cuya forma y número va a depender del tipo de apéndice y de la especie.
Los apéndices corporales de los artrópodos, aparte de permitirles una locomoción eficaz, pueden estar modificados y especializados para muy diversas funciones, como las sensoriales, captura de alimento, natación, vuelo, entre otras.
Sistema circulatorio
El sistema circulatorio de los artrópodos es abierto, y consta de un corazón con cavidades por donde penetra la sangre (ostiolos), vasos sanguíneos, un seno pericárdico y lagunas hemocélicas.
El corazón bombea la sangre por los vasos sanguíneos hasta las lagunas hemocélicas, donde bañan las distintas células y los distintos tejidos corporales, luego de aquí es recogida por otros vasos sanguíneos y conducida al seno pericárdico, vía branquias. Del seno pericárdico pasa nuevamente al corazón a través de los ostiolos para reiniciar el ciclo.
Respiración
La respiración de los artrópodos acuáticos se realiza principalmente por medio de branquias, las cuales pueden estar ubicadas externamente (como en los branquiópodos, por ejemplo) o internamente (cangrejos).
En el caso de la mayoría de los artrópodos terrestres, el aire es conducido casi directamente a los distintos tejidos y células por medio de un sistema de canales o tubos traqueales que abren al exterior por medio de orificios denominados ostiolos.
Los arácnidos, por su parte, presentan una estructura respiratoria denominada pulmón de libro, el cual presenta sus paredes altamente vascularizadas y el intercambio de gases ocurre por simple difusión.
La mayor eficiencia de la respiración se logra gracias a la presencia de pigmentos respiratorios, de los cuales el más común es la hemocianina, aunque la hemoglobina puede estar presente en algunos grupos.
Sistema digestivo
El sistema digestivo de los artrópodos es básicamente un tubo con dos orificios, una boca y un ano. La parte anterior (estomodeo) y posterior (proctodeo) derivan del ectodermo embnonario, y están recubiertos por una cutícula.
La región media (mesenteron) deriva del endodermo y en ella se encuentran ciegos que cumplen funciones equivalentes al hígado y al páncreas de los vertebrados por lo cual reciben el nombre de hepatopáncreas.
Los artrópodos presentan también diversos apéndices altamente especializados que, dependiendo del grupo, van a coadyuvar en el proceso de alimentación, tales como mandíbulas, maxílulas maxilas, quelíceros, entre otros.
Excreción
En los artrópodos ha habido una reducción en el número de estructuras excretoras, en comparación con otros artrópodos segmentados. Otra diferencia es que estos órganos excretores son cerrados y no abiertos como los metanefridios.
Los crustáceos presentan unas glándulas conocidas como glándulas verdes, o, dependiendo de su ubicación, glándulas antenales o maxilares. La mayoría de los artrópodos terrestres poseen túbulos de Malpigio, los cuales no abren directamente al exterior sino al tubo digestivo.
Los artrópodos liberan ácido úrico como principal desecho nitrogenado.
Sistema nervioso y órganos de los sentidos
El sistema nervioso de los artrópodos es ganglionar y sigue la disposición anelidiana de un sistema nervioso en escalera.
El “cerebro” de los artrópodos está formado por dos o tres regiones, dependiendo del grupo, pero básicamente consta de dos pares de ganglios dorsales y preorales, el primer par conforma el protocerebro y el segundo el tritocerebro.
Además consta de un tercer par de ganglios, el tritocerebro, el cual es ventral y postoral. Este último par de ganglios inerva a un par de cordones nerviosos que recorren el cuerpo ventralmente, y que presentan ganglionamientos a nivel de cada somito corporal, cada par de estos ganglios están unidos entre sí por comisuras laterales.
Los artrópodos carecen de cilios en el tegumento. Los cilios son estructuras sensoriales por excelencia en la mayoría de los invertebrados, pero en los artrópodos debieron ser sustituidos por otras estructuras debido a la presencia del exoesqueleto.
Entre las estructuras sensoriales de los artrópodos destacan las setas, que en algunos casos permiten percibir estímulos táctiles y/o estímulos químicos, los ojos que pueden ser simples (ocelos) o compuestos, y los estatocistos (órganos del equilibrio).
Reproducción
La mayoría de los artrópodos son dioicos (sexos separados), con reproducción interna, sin embargo existen excepciones, por ejemplo, los cirrípedos son por lo general, hermafroditas.
Generalmente se presenta un par de gónadas, cada una de las cuales se comunica independientemente al exterior por un gonoducto que abre en un gonoporo, Los órganos copuladores generalmente están presentes.
Los huevos de los artrópodos, en la mayoría de los casos, presentan abundante vitelo en posición central (centrolecitos), aunque en algunos casos pueden ser telolecitos.
Puede haber o no algún tipo de cuidado parental y del huevo puede emerger una larva (desarrollo anamórfico) o un juvenil (desarrollo epimórfico). En el caso de emerger una larva, esta puede experimentar numerosas mudas y cambiar gradualmente de forma hasta la forma adulta (camarones peneidos, por ejemplo), o el cambio puede ser brusco (desarrollo metamórfico), como ocurre en las mariposas, por ejemplo.
Referencias bibliográficas
- Brusca, R. C. & Brusca, G. J., (2005). Invertebrados, 2ª edición. McGraw-Hill-Interamericana, Madrid.- Hickman, C. P., Roberts, L. S., Larson, A., l’Anson, A. & Eisenhour, D. (2006). Principios integrales de zoología 13a edición. McGraw-Hill-Interamericana. Madrid.
- Ruppert, E. & Barnes, R. (1996). Zoología de los invertebrados. 6ª edición. McGraw-Hill-Interamericana. Madrid.