La artesanía es una actividad creadora destinada a la elaboración de un producto realizado con técnicas tradicionales.
La artesanía es una vertiente del arte, aunque normalmente está asociada a procedimientos y materiales sencillos y se encuentra enmarcada dentro de una tradición cultural ancestral.
Quien realiza esta actividad es el artesano, que generalmente es un profesional, aunque puede producir un objeto como una actividad lúdica sin ninguna remuneración.
La artesanía ha sido históricamente la modalidad de producción humana durante miles de años. Los objetos cotidianos se realizaban manualmente y con procedimientos técnicos rudimentarios. Con la irrupción de la Revolución Industrial, la artesanía perdió su papel hegemónico y con el paso del tiempo se ha convertido en un sector económico secundario en cuanto al volumen de riqueza que genera. De hecho, la rentabilidad de un producto elaborado artesanalmente es escasa, ya que su precio suele ser elevado en comparación con un producto equivalente que haya sido fabricado de manera industrial.
Si bien en lo económico la artesanía ya no es competitiva, se trata de un modo de producción que tiene algunas características muy valoradas por un sector de los consumidores. El objeto artesanal se ha fabricado con esmero y dedicación. Normalmente la calidad es superior a la que tiene el producto industrial. El objeto creado tiene una singularidad, ya que no está hecho en serie. Todas estas peculiaridades, hacen que la artesanía sea considerada como sinónimo de algo bien hecho.
A pesar de que la tecnología ha restado protagonismo a la artesanía, ésta forma parte de la cultura de un pueblo, de sus señas de identidad y de su manera de entender la vida. Esta dimensión histórica, tradicional y popular le otorga un significado especial al conjunto de actividades artesanales. Su valor cultural es más que evidente, ya que al adquirir un objeto artesanal sabemos aproximadamente qué hay detrás de él (la técnica utilizada, el tiempo empleado y el esfuerzo del artesano). Esta información es totalmente desconocida cuando compramos objetos producidos en serie. De hecho, el valor sentimental de algo artesanal es normalmente distinto, pues tiene un componente humano que no poseen los aparatos que manejamos a diario.
Son muchos los oficios artesanales que van desapareciendo. Es un proceso casi inevitable, pero esta realidad provoca una cierta contradicción: comprendemos racionalmente que la artesanía no es competitiva, pero emotivamente consideramos que un legado importante se está perdiendo.