- 384 a.C.
- 368 a.C.
- 347 a.C.
- 346-321 a.C.
- 322 a.C.
- Post Mortem
Nació en la ciudad de Estagira, perteneciente a la provincia de Macedonia, y por caso es que se lo suele denominar “el estagirita”, en el seno de una familia acomodada. Su padre era médico y amigo del rey de Macedonia.
Estudió en la Academia de Platón a lo largo de 20 años, formándose especialmente en las disciplinas de la retórica y la dialéctica.
También se desempeñó como profesor.
Se opuso al idealismo propugnado por su maestro, predicó y fue un cultor del Realismo. Sostuvo que las ideas están en las cosas, como su propia esencia.
Se habría casado con Pitias de Aso y tuvieron una hija: Pitias la joven.
Cuando su esposa falleció, presuntamente en el año 337 A.C., se habría unido a su sirvienta Herpilis, con quien tuvo a su segundo hijo: Nicómaco.
Fue maestro de Alejandro Magno. Lo convocó para tal menester el padre de Magno, Filippo II, rey de Macedonia. Le dio clases durante tres años hasta que el rey llamó a su hijo para que lo secunde en las campañas militares.
Le brindó formación en política y los valores fundamentales de la civilización griega.
Identificó tres factores principales que determinan el desarrollo espiritual del hombre: disposición innata, hábito y enseñanza.
Expuso la existencia de dos disciplinas relativas a la acción humana: la ética y la política.
La ética aristotélica se propuso determinar el fin y las condiciones de la actividad humana.
Toda la actividad humana se dirige a la consecución de un fin, que aparece como bueno y deseable, en tanto, el fin y el bien coinciden. Por ejemplo, la riqueza y el placer se desean por el placer que reportan.
Además, debe existir un bien que se desee por sí mismo y no como un medio para alcanzar otro fin ulterior, y ese fin es el bien supremo.
Consideró a la felicidad ese bien superior, que se consigue cuando el hombre logra la felicidad por realizar bien su tarea.
En sus planteos identificó dos virtudes fundamentales: la intelectiva o dianoética, que consiste en la actividad propia de la vida intelectiva; y la virtud moral o ética, que implica el dominio del alma intelectiva sobre los apetitos sensibles.
La virtud moral asiste a la capacidad de elegir el justo medio entre dos extremos viciosos, en el que uno peca por exceso y el otro por defecto, por ejemplo, la valentía, es el justo medio entre la cobardía y la temeridad.
Y la virtud dianoética comprende a la ciencia, el arte, la cordura, la inteligencia y la sabiduría.
La ciencia es la capacidad demostrativa que tiene como objeto lo necesario y eterno; el arte es la capacidad productora de objetos; la cordura es la capacidad de actuar convenientemente en relación con los bienes humanos; y la sabiduría es la más relevante del grupo, porque al mismo tiempo comprende a la ciencia y a la inteligencia. Le conciernen las cuestiones más elevadas y divinas.
La más alta encarnación de la vida moral y de la vida humana eran para él los sabios.
Asociada a la ética se encuentra la política, que es la ciencia de la vida social del hombre; el hombre es esencialmente un animal político, que vive en sociedad, con sus semejantes, en tanto, fuera de ella no puede alcanzar la virtud.
Respecto del gobierno, pensaba que no solamente es necesario que sea perfecto, sino también posible, y que pueda adaptarse a todos los pueblos.
Estudió las formas de gobierno existentes a lo largo de la historia, con la mirada puesta en determinar cuál era la mejor de ellas.
Distinguió tres tipos: monarquía o gobierno de un solo hombre; aristocracia o gobierno de los mejores; y democracia o gobierno de la multitud, a esta la llamó politeia, cuando la multitud gobierna en provecho de todos.
También identificó las degeneraciones más comunes de las formas de gobierno: la tiranía, cuyo fin es la ventaja del monarca; la oligarquía, que tiene como objetivo la ventaja de los pudientes; y la democracia, que se propone la ventaja de los pobres.
Concluyó que el mejor gobierno será aquel en el que prevalezca la clase media, formado por ciudadanos que cuentan con una modesta fortuna y que evita los excesos.
Para él, la función esencial del estado es la de proveerles educación a sus ciudadanos, que deberá ser equitativa para todos, y dirigida, a la preparación para la guerra, y asimismo para la vida en paz.
Fue partidario de medidas educacionales condicionantes y estaba convencido que el individuo puede convertirse en una persona más noble, así como también en la peor de todas, y que aprendemos haciendo y que nos hacemos justos actuando justamente.
En sus obras Política, y la Ética Nicomáquea, impartió una serie de consejos específicos sobre cuestiones higiénicas y pedagógicas.
Era fundamental, según su criterio, adquirir desde temprana edad las buenas costumbres.
Propuso una didáctica gradual, vinculada a los sentidos y a la imaginación, así como una educación moral basada en hábitos, y en el dominio de sí mismo, logrados a través del ejercicio.
Hacer prevalecer la educación intelectual sobre el resto y desarrollarla sin concederle mucha autonomía al educando.
Falleció en la isla de Calcis, Grecia, a los 62 años.
Su pensamiento cayó en el olvido y en el desprecio, de modo progresivo, a partir del siglo IV. En el siglo XII, el filósofo Averroes, desempolvó sus ideas filosóficas nuevamente, alcanzando su máximo esplendor en ello siglo XIII, de la mano del filósofo y teólogo Santo Tomás de Aquino.
Influenció a la escolástica, la combinación entre el pensamiento teológico y la filosofía clásica, e inspiró el origen de la Escuela de Salamanca, justamente una manifestación institucional de la escolástica.