Aristarco de Samos fue el primer individuo que estudió concienzudamente las distancias entre el sol y la tierra y entre ésta y la luna y también el primero en proponer la teoría heliocéntrica y por tanto contradecir la opinión imperante en su época que hablaba de una concepción geocéntrica de la tierra.
Existe muy poca información conservada acerca de este astrónomo griego que vivió en Alejandría entre los años 310 y 230 A.C., solamente una obra de su producción se ha conservado: De la magnitud y de la distancia del sol y de la luna, de todas maneras y aunque decididamente fue un incomprendido de su época, que recién sería reivindicado por Copérnico en el siglo XVI, de este pequeño legado ha surgido su notable capacidad para desentrañar unas de las cuestiones astronómicas más destacadas.
De acuerdo a Aristarco de Samos la tierra se encuentra unas 18 veces más distante del sol que de la luna, mientras tanto, el sol es 300 veces mayor que la tierra; siglos más tarde se confirmaría que el método de cálculo que empleó era el correcto, no así lo fue la medición, porque como mencionábamos líneas arriba, mucho tiempo después, Copérnico, empleando cálculos matemáticos mucho más precisos demostraría que el sol se halla unas 400 veces más lejos de la tierra.
Pero en fin, más allá de estos detalles de errores de cálculo, el aporte de Aristarco a la Astronomía decididamente fue uno de los más relevantes de la antigüedad clásica y por cierto el que más cerca de la verdad estuvo colocando al sol y no a la tierra como el centro del universo que se conocía.
En tanto, la teoría heliocéntrica sostiene que la tierra y los demás planetas existentes giran alrededor del sol.
Si bien la propuesta heliocéntrica ocupa el puesto número uno en el ranking de sus descubrimientos, también ha logrado unos cuántos otros como ser el de la rotación de la tierra sobre su propio eje, la explicación científica del ciclo de las estaciones del año y mediciones del año trópico.