Al observar la vegetación se aprecia que existe una gran cantidad de especies. Una manera de clasificarlas es a partir de su tamaño. De menor a mayor hay hierbas, matas, arbustos y árboles. Cuando el arbusto se encuentra formando parte de un paisaje creándose un conjunto se utiliza la palabra matorral.
El arbusto es una planta leñosa semejante a un árbol pero con un tamaño inferior. El arbusto está formado por varios troncos que forman una estructura ramificada, al contrario del árbol que tiene un único tronco.
Los arbustos más conocidos son la hortensia, el laurel, el romero, la lavanda, la camelia, el tomillo y el orégano.
Distintos contextos relacionados con los arbustos
Algunos de ellos se utilizan con frecuencia en la elaboración de alimentos como un condimento de tipo aromático. Así, estas plantas están presentes en las distintas tradiciones culinarias del planeta, puesto que sus hojas enriquecen el sabor de platos muy diversos.
Ciertos arbustos son utilizados como materia prima en la cosmética y en la perfumería. En el mundo de la belleza basada en ingredientes naturales hay arbustos cuyas hojas o flores son muy apreciados. Hay varios ejemplos al respecto: la henna se utiliza para teñir el cabello y así evitar productos con un exceso de química, con la stevia se elaboran cremas para mantener la tersura de la piel y la jara es muy valorada para la fabricación de jabón.
El arbusto puede emplearse como elemento decorativo en zonas urbanas o en los jardines privados. Su uso ornamental tiene una razón lógica, ya que se trata de una planta resistente y que fácilmente se adapta a climas muy diversos. De hecho, requiere de un menor mantenimiento que las denominadas plantas vivaces.
Durante miles de años el ser humano no ha consumido fármacos para curar las enfermedades. Para sanarse debía recurrir a la naturaleza y los arbustos han sido muy apreciados en la medicina tradicional. En este contexto, los ejemplos podrían ser muy numerosos: la senna alata es eficaz para sanar la tiña, la hoja de coca se ha empleado contra el mal de altura y para curar problemas intestinales y el poleo se convierte en una infusión que puede aliviar el malestar estomacal.
En conclusión, se podría afirmar que el aspecto menor del arbusto resulta algo engañoso. Su presencia en el paisaje no es tan imponente como la de algunos árboles majestuosos, pero es una planta que forma parte de los platos que comemos, de la decoración que nos rodea, de algunos productos que empleamos y de la sanación de ciertas dolencias.