En los relatos mitológicos de los celtas, los nórdicos o los griegos aparecen referencias a la idea de «Árbol de la vida» o «Árbol de la sabiduría». En la tradición cristiana y judía se encuentra el mismo concepto. En los distintos contextos culturales este emblema debe interpretarse como una explicación metafórica de la propia existencia humana.
Una explicación de la metáfora
El ser humano es como una de las miles de hojas que aparecen en un árbol. Esas hojas (cada uno de las personas que existen) tienen sus propios ciclos vitales: nacen, se desarrollan y caen definitivamente al suelo para integrarse en la tierra.
Ya en el suelo, las hojas se transforman nuevamente y de ellas se desprenden semillas que crean un nuevo árbol con más hojas. De esta forma, el ciclo de la naturaleza de un árbol es equiparable al mecanismo vital del humano.
Por otro lado, al igual que en un árbol hay frutos buenos y malos, en la vida hay caminos verdaderos y falsos. El verdadero conocimiento consiste en acercarnos a la auténtica sabiduría, pues solo en ella podremos recoger frutos buenos.
En la Cábala judía
En la religión y la cultura judía, de manera muy especial en la Cábala, el concepto «Árbol de la vida» se emplea como una metáfora para referirse al alma. En este sentido, los diferentes niveles del Árbol se asemejan a las distintas partes del alma o espíritu humano.
En Budapest, Hungría, se utilizó precisamente este símbolo para manifestar un memorial al pueblo judío asesinado en el holocausto. El mismo se encuentra dentro del terreno que pertenece a la Gran Sinagoga.
En la Cábala el Árbol de la vida se representa al revés, es decir, sus raíces están en el cielo y su fruto se encuentra en la Tierra. Esto quiere decir, que las raíces del mundo físico se encuentran en el mundo espiritual y permanecen ocultas. En otras palabras, la conciencia divina entra en contacto con las raíces del alma humana para que esta pueda crecer en la vida terrenal.
En el libro del Génesis
En el relato del Génesis se dice que Dios plantó un huerto en el Jardín del Edén y allí puso al hombre que había formado. Dios hizo nacer los árboles y entre ellos el Árbol de la vida, que simboliza el conocimiento y, muy especialmente, la distinción entre el bien y el mal.
Al igual que el Árbol de la vida en el Génesis se encontraba en el centro del Edén, Dios es el centro de la realidad humana.
El Crann Bethadh o Árbol de la vida en la cultura celta
Los celtas veneraban la naturaleza como algo sagrado. Algunos árboles no podían ser talados, pues se les atribuía un poder mágico. Para los celtas cada individuo tenía en su interior un árbol que le conectaba con lo terrenal y con lo sobrenatural.
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