Fascinado por la riqueza natural y cultural del Perú, este investigador italiano se lanzó a mediados del siglo XIX a la aventura de dejar su patria y asentarse en uno de los países sudamericanos más ricos, pero bastante pobre en materia de conocimientos de su flora, fauna, geografía, entre otros.
La guerra por la independencia de Italia en la cual peleó le hizo tomar la drástica decisión de huir hacia un lugar más tranquilo donde pudiese desarrollar su enorme pasión por la investigación de la naturaleza.
Cuando llegó a Perú en el año 1850, uno de los médicos más importantes del país lo ayudó y le delegó varias misiones que él cumplió con éxito y gran vocación.
Pero no fue un estudioso de escritorio ni mucho menos sino que se lanzó el mismo a recorrer todos los campos de su interés, sin importarle las dificultades climáticas o geográficas, ellas hacían más sabrosa la aventura.
De sus prolíficas expediciones regresó con datos inéditos sobre vegetación, clima, terrenos, y animales, que luego llenarían los tomos de sus obras y también supo recolectar material que usó como evidencia y luego destinó a la preservación en museos.
Por otra parte, documentó con mapas y esquemas las regiones que visitó y todo aquello que le llamó la atención y mereció ser inmortalizado en ellos como ser: monumentos arqueológicos.
Toda su vasta obra se toma como referencia de estudio, mientras que los materiales que coleccionó en sus exploraciones los donó antes de morir al estado peruano.
Su impresionante saber lo erigió en absoluta referencia en el Perú y en el resto del mundo, siendo no solamente consultado sobre sus investigaciones sino invitado a participar con su sapiencia en las academias de ciencias más destacadas.
Con una salud muy resentida, falleció en octubre del año 1890, en el departamento peruano de Libertad.
Había nacido en Milán, en el año 1824, pero siempre se sintió un peruano más.
Se casó con la peruana Adela Loli, con quien tuvo tres hijos.
A lo largo de su existencia y póstumamente recibió incontables honores y homenajes, entre ellos: la creación del Museo Raimondi en Lima, se levantaron monumentos con su figura, se nombraron colegios y calles con su nombre, y el parque ecológico más grande que existe en América, e inaugurado en Lima en 2010, también lleva su nombre.