El recurso etimológico es generalmente muy útil para comprender la naturaleza de una palabra. Esto es lo que sucede con el término ambiguo, un adjetivo que viene del latín ambiguus y que literalmente quiere decir actuar en dos lados.
Ambiguo califica una actuación como indeterminada o imprecisa, aunque también es aplicable a las personas, a su modo de hablar o de comportarse. Lo ambiguo se refiere esencialmente a una característica del lenguaje, aunque es posible calificar una actitud o un gesto de esta manera.
Entre algo y su contrario existe una opción intermedia, la ambigüedad. Se trata de una postura que no acaba de definirse con claridad. Puede estar provocada por varios motivos. Si alguien explica algo y lo hace torpemente porque no sabe expresarse o no tiene una idea definida de lo que pretende, está siendo ambiguo sin pretenderlo, sin ninguna intención. Por el contrario, si alguien de manera deliberada no quiere dar a conocer sus ideas, puede utilizar la ambigüedad en el hablar como estrategia ( para ocultar sus verdaderos motivos o por cualquier otra razón ).
Los poetas recurren a un lenguaje y a un estilo ambiguo con bastante frecuencia. Se trata de un recurso estilístico. De hecho, algunos recursos literarios son básicamente ambiguos ( la metáfora, la metonimia o la ironía ).
El lenguaje científico es por definición preciso y claro. Cada palabra tiene que hacer mención a algo concreto y, en consecuencia, la ambigüedad es inaceptable en la descripción científica. Si se utiliza una terminología imprecisa e indeterminada, la ciencia perdería un elemento esencial, su precisión descriptiva.
Un ejemplo de explicación ambigua es el uso de eufemismos. El eufemismo consiste en describir algo mediante palabras amables o más atractivas, evitando así una posible ofensa o incluso el llamar a las cosas por su nombre. Cuando el dictador español Francisco Franco estaba a punto de morir, los medios de comunicación no se atrevían a emplear la palabra muerte y se referían a ella llamándola «hecho biológico».
En la actividad política es bastante habitual expresar las ideas a través de expresiones ambiguas. La intención es obvia: no tomar partido por algo concreto, sino que el uso de expresiones indefinidas pretende ocultar las auténticas razones en relación con lo que se está afirmando.