Con un nombre original bastante complicado de pronunciar y de escribir para nosotros: Neferjeperura Amenhotep o Akenatón, como lo conoció la historia en el cuarto año de su reinado, fue uno de los faraones egipcios más importantes de la Dinastía XVIII a la cual también perteneció Tutankamón e integró el Imperio Nuevo de Egipto.
Faraón egipcio de la Dinastía XVIII e integrante del Imperio Nuevo que pasaría a la posteridad por la reforma religiosa que implementó
Reinó alrededor de unos 17 años, entre 1353 y 1336 A.C. y su gobierno comienza lo que se conoció como Período de Amarna por el nombre que tiene actualmente la ciudad árabe en la cual fundó la nueva capital del Imperio: Ajetatón.
Sucedió a su padre Amenofis III y se cree que tenía 18 años cuando accedió al poder.
Pasó a la historia por las transformaciones políticas que impulsó pero especialmente por las religiosas ya que erigió al dios Atón en la máxima y única deidad del estado, en lugar de Amón, que había sido la divinidad adorada hasta su llegada al poder.
Incluso, en el marco de esas transformaciones mando a cerrar templos de Amón, prohibió el culto de otros dioses y le confiscó bienes al clero que pasaron a manos del estado.
El impacto de la transformación religiosa genera descontento social, complica las finanzas pero abre la libertad creativa
Por supuesto, todas estas cuestiones generaron en buena parte de la gente descontento. Pero además marcó un cisma porque implicó un cambio radical en la tradición vigente hasta ese entonces, que impactaría en diversos ámbitos como la iconografía, la arquitectura y la cultura.
El cambio propuesto por este monarca, considerado por muchos un revolucionario, tenía la misión de permitirle al faraón la recuperación del poder que había perdido frente a los sacerdotes y a parte de la burocracia civil
Tras su fallecimiento, por supuesto, este estado de cosas que impuso y que fuera resistido terminó sucumbiendo.
También es importante mencionar que su reforma generó una gran crisis económica en el imperio porque se destinaron muchos recursos a la construcción de la nueva capital y de nuevos templos, mientras que los existentes fueron desregulados y cerrados.
Las grandes obras dieron paso a la corrupción y al despilfarro de los recursos financieros y afectó al país en el plano exterior ya que Akenatón destinó toda su atención al plano interno, y descuidó, por ejemplo, el crecimiento del pueblo Hitita
En donde sí se puede hablar de impacto positivo fue en el arte, ya que la libertad que dominaba permitió un mayor ejercicio de la creatividad.
Sucedido por Tutankamón que restablece el culto religioso tradicional y casado con Nefertiti
Cuando fallece lo sucede Tutankamón, quien era su yerno y algunos presumen su hijo.
Este se encargaría de desarticular las reformas propuestas por Akenatón, restableciendo el culto de Amón, de ahí que se halla llamado como Tutankamón.
Su esposa fue Nefertiti, una mujer que pasaría a la posteridad por ser la esposa de Akenatón pero también por la belleza que disponía y por la influencia política que supo desplegar durante el gobierno de su esposo y posteriormente.