Agustín de Hipona, más conocido como San Agustín, ha sido uno de los religiosos más importantes del cristianismo iniciático y asimismo pasó a la posteridad por ser un gran pensador y filósofo que desarrollaría relevantes aportes tanto para la teología como para la filosofía.
Filósofo y teólogo del cristiano iniciático que realizaría numerosos aportes en la construcción del cristianismo
Está considerado como uno de los Padres de la Iglesia, tal como se llama a aquel grupo de pastores y de autores eclesiásticos que durante los inicios del cristianismo escribieron diversos textos que contribuyeron en la construcción de la fe y la ortodoxia de la Iglesia Católica.
Orígenes y conversión al cristianismo
Nació en Tagaste (actual Argelia), en el año 354, por aquel entonces parte del Imperio Romano. Su padre tenía una holgada posición económica y se profesaba como pagano, en tanto, su madre era una fiel cristiana que intentó infructuosamente en los primeros años de San Agustín inculcarle esta creencia.
Estudió gramática y tras su paso por el maniqueísmo se convirtió al cristianismo.
A partir de este momento se produce un gran cambio en su vida, decide vender sus bienes y repartirlos entre los pobres.
Vida monacal y redacción de la Regla
Junto con algunos compañeros se retira a vivir en el modo monacal y funda un monasterio en Tagaste.
La experiencia que junta de este tiempo es el resultado de la Regla, aquel escrito que funciona como normativa de la vida en los monasterios.
En la Regla se exponen entre otras condiciones las obligaciones que deben observar los monjes, plantea el tema de la moralidad, entre otros.
Más tarde, la Regla de San Agustín sería adoptada por órdenes como los dominicos o los agustinos.
Desde su cargo de Obispo difunde la fe cristiana y combate al paganismo
Hacia finales del año 300 lo impulsan para que se ordene como sacerdote y más tarde para que se convierta en obispo y no le quedó otra opción que abandonar la vida monástica.
Desde este cargo de obispo, San Agustín, se convirtió en uno de los grandes predicadores de la fe cristiana, no solamente lo hizo por la vía oral sino también a través de diversas obras que editaría.
Se ocupó de presidir y dirigir concilios y de asistir a los fieles en la resolución de problemas.
También fue un férreo opositor de aquellas doctrinas o creencias que se oponían al cristianismo, tal es el caso del paganismo.
Fallece en Hipona (Imperio Romano de Occidente), de allí su denominación, un 28 de agosto del año 430.