En relación con la existencia de Dios es posible tener distintos planteamientos. La visión del creyente, del ateo o del agnóstico.
Se dice que una persona es creyente cuando tiene la convicción de que existe un Dios creador. Esta consideración se fundamenta principalmente en la fe, en algunos argumentos racionales y en la tradición cultural y religiosa.
Alguien se considera ateo cuando está convencido de la inexistencia de Dios, porque considera que no hay pruebas definitivas al respecto.
Una persona será agnóstica si entiende que no puede pronunciarse ni a favor ni en contra de la existencia de Dios.
Las tres posturas mencionadas tienen una dimensión filosófica importante. De hecho, hay planteamientos intelectuales cercanos al teísmo, al ateísmo y al agnosticismo.
¿En qué cree un agnóstico?
Etimológicamente agnosticismo quiere decir sin conocimiento y se aplica exclusivamente a la idea de Dios. Así, quien defiende esta postura es un agnóstico. El motivo de esta valoración es sencillo: considera que el concepto de verdad o falsedad no es aplicable a Dios, ya que el ser humano no puede afirmar categóricamente nada en relación con la noción de una divinidad.
El agnóstico puede creer en unos u otros ideales, porque los considera válidos y adecuados para la convivencia. El agnóstico puede tener unas convicciones morales sólidas y profundas porque sienta empatía por el género humano. Su actitud es eminentemente racional con respecto a Dios, pero esta circunstancia no tiene por qué impedirle tener compasión hacia el género humano.
El agnóstico es alguien escéptico sobre la existencia de Dios. Esta postura intelectual tiene, en ocasiones, algunos matices (hay un agnosticismo radical y algunas versiones más abiertas). En cualquier caso, sus convicciones, ideas o inquietudes que no se relacionan con la existencia de una divinidad son, en principio, exactamente iguales que las que pueda tener un creyente o un ateo. De hecho, con frecuencia se habla de una ética agnóstica, postura que viene a decir que no es necesario creer en Dios para adoptar una postura ética. Como es lógico, el agnosticismo y la ética agnóstica son enfoques y posturas rechazadas por el creyente tradicional, quien considera que sin la fe y la gracia de Dios la dimensión humana del hombre se empobrece.