Se denomina afectivo a todo aquello que se relaciona con los afectos o los sentimientos. En este sentido, los afectos pueden entenderse como sensaciones internas que nos generan distintos tipos de inclinaciones o rechazos hacia personas, circunstancias, etc. Son enormemente relevantes desde el punto de vista de la psicología porque pueden dar cuenta en buena medida del estado psíquico de una persona. Los afectos no deben entenderse como buenos o malos, son meras sensaciones que nos despiertan las experiencias, pero ciertamente pueden llevar a acciones buenas o a acciones recriminables. En cualquier caso, es importante tomar nota de ellos a fin de conocernos en profundidad.
Lo afectivo fue motivo de análisis desde la antigüedad más remota. Ciertamente, fue la filosofía griega una de las primeras vertientes en dar cuenta de esta arista del alma humana. En particular, debemos remontarnos a la famosa obra de Aristóteles “Ética a Nicómaco”. En la misma el filósofo da cuenta de una excelsa descripción de los que debe entenderse por pasiones o afectos, dando cuenta asimismo de su importancia para la experiencia humana. Ciertamente, como ya hemos esbozado, las pasiones no son motivo de virtud o de vicio, sino que este tipo de circunstancias son ante todo consecuencia del uso de la libertad que se tiene.
Es importante recalcar que este interés de la filosofía por los afectos o pasiones humanas se extendió mucho más allá de este primer momento. Ciertamente, fueron muchos los autores que dedicaron una porción bastante considerable de su obra para hacer referencia a esta dimensión del ser humano. Uno de ellos, Santo Tomás, sigue con los postulados de Aristóteles y los relaciona con la fe cristiana durante lo que conocemos como Edad Media. Desde su perspectiva el interés está puesto en echar luz sobre el rol que las pasiones tienen en el accionar humano y en particular en lo que se conoce como pecado y como virtud. Como Aristóteles, establece que los afectos no son buenos ni malos en sí mismos.
Para finalizar, cabe señalarse que el interés puesto hoy en día en lo afectivo se remite especialmente al plano de la psicología. Una vertiente muy importante, la del psicoanálisis, pone un gran énfasis en las pulsiones sexuales que tienen lugar dentro del ser humano. Ciertamente, dicha tendencia tiene mucho de criticable pero marcó en buena medid muchas de las reflexiones del siglo XX. Lo cierto es que siempre existirá cierto halo de misterio en lo que a lo afectivo concierne.