Comprende la riqueza y el crecimiento propio de una nación, basándose en una combinación de factores con los cuales se genera el proceso de producción: los bienes de capital, el capital financiero y el capital humano. A esta relación se agregan otras variables que proporcionan mayores datos para medir el progreso, donde destacan el empleo, la inversión, el ahorro y la división del trabajo que en la actualidad se conoce como la especialización. Esta es una visión clásica sobre el progreso económico que fue instaurada por el economista ingles Adam Smith publicada en su obra “La riqueza de las naciones”.
La visión clásica de Smith
Considera la actividad productiva como motor esencial en la elaboración de riqueza de los países, la cual se dinamiza gracias a una buena articulación de los tres componentes antes mencionados. Un factor determinante a partir de la existencia de los bienes de capital es el trabajo o capital humano, que aporta su fuerza a la transformación o creación de un producto a cambio de un salario, término que los clásicos reconocen como medios de subsistencia.
Los bienes y el capital humano resultan ser parte determinante del capital invertido, que en mezcla con la clase terrateniente (dueños de la tierra que rentan para producir) aportan a la acumulación. La renta que se paga a estos terratenientes se completa en un círculo de ganancia. Este ciclo inicia al pagar a los terrateniente, que tienen que gastar y consumir la respectiva cantidad en la compra de bienes de todo tipo necesarios para vivir, por lo que el dinero vuelve a los dueños de los bienes de producción, con el que también se paga a los trabajadores.
En términos contemporáneos, se definen los tres ingredientes establecidos originalmente como elementos claves de la acumulación de la siguiente manera:
– Los bienes de capital, que comprenden toda la maquinaria o tecnología con la que se produce. En la época de Adam Smith y lo clásico estos bienes tenían dueños que eran regularmente los mismos productores; ahora estos se producen a gran escala vendiéndose a todas las naciones gracias a la globalización, empero, solo algunos son los que las producen y las venden.
– El capital financiero, traducido del clásico se considera como el ahorro. A mayor ahorro, avanza una amplitud en las oportunidades de crédito que ofrecen las instituciones financieras. Estos créditos se ofrecen a las empresas a modo de financiamiento, con lo que pueden aumentar su producción o invertir en estrategias, y de este modo se posibilita aumentar el empleo (capital humano), ya que se contrata personal capacitado y se desembolsa un salario con otras prestaciones. Conforme esto tenga un magnifico funcionamiento, las naciones acumularán capital gradualmente, por lo que se vuelven clave en la estabilidad las variables: ahorro e inversión.
Acumulación de capital la percepción de Karl Marx
El filósofo alemán Karl Marx aporta a la historia una modificación de gran magnitud a la terminología distribución de la riqueza y acumulación de capital, estableciendo que las relaciones de producción bien delimitadas son las que aportan la fortuna, reservado a los dueños de los bienes de producción, exponiendo una relación de desigualdad donde la plusvalía es el elemento clave de la abundancia.
En el concepto de Marx, también se hace referencia a los dueños de las tierras, los cuales son despojados y dejan de tener su renta por esta constante búsqueda de acumular capital, apareciendo un descontrol en la concentración de la riqueza.
La acumulación crece a partir de dos variantes en el capital: por un lado un capital constante o fijo, y por el otro un capital variable. Esta composición orgánica está basada en la utilidad de la fuerza de trabajo al máximo y en los bienes de capital que, con el paso del tiempo, muestran una evolución a partir de la integración de la tecnología, desplazando a la fuerza de trabajo y transformando a esta en parte importante del capital variable, ya que invierten solamente a la gente capacitada, desencadenando un gran nivel de desempleo debido a la gran tasas de natalidad. En teoría, el capital mueve las piezas a su beneficio, es decir, si bien los movimientos de ciertas variables se dan de carácter natural, no cabe duda que existe una influencia que cambia las piezas a beneficio.
La acumulación de capital es una fórmula incesante que se mantiene hasta el día de hoy, motivo por la que continúa una enorme desigualdad, no solo de manera interna-nacional, sino también a nivel internacional, siendo los países que producen los bienes de capital los poderosos y los países emergentes aquellos que se mueven al beneficio de los grandes productores, siendo explotados y vistos como simples consumidores.
Autor
Escrito por Arturo Dubey para la Edición #107 de Enciclopedia Asigna, en 12/2021. Dubey es Licenciado en Economía egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)