El Imperio bizantino, Bizancio, o como también se lo ha llamado: Imperio Romano de Oriente, fue el heredero natural del tradicional y célebre Imperio Romano. La diferenciación de Oriente tuvo que ver con su convivencia durante sus primeros años de existencia con el Imperio Romano de Occidente.
Entre el siglo V y XV fue sin dudas uno de los centros políticos y económicos más importantes del mundo; por el pasaba todo lo que se consideraba determinante en estos ámbitos e incluso fue una gran influencia en las costumbres que se adoptarían posteriormente tanto en Europa como en el Oriente Medio.
Se ubicó en la parte oriental del Mar Mediterráneo y su capital supo ser Constantinopla, actual Estambul.
Y obviamente todos los dirigentes que ocuparon un rol estelar en el mismo supieron pasar a la historia, tal es el caso de Zenón el Isaurio, emperador de Bizancio entre los años 474 y 491, siendo uno de los más relevantes del comienzo de este imperio.
También alcanzó notoriedad porque sería durante su gestión que el Imperio Romano de Occidente cae definitivamente y entonces todo el Imperio Romano quedó unificado en su administración.
Pero hay en esta historia una de cal y otra de arena, y en su caso, lo peor de su gobierno han sido las constantes guerras internas que tuvo y que le aportaron mucha inestabilidad.
Tarasicodissa Rousoumbladeotes fue su nombre original, pero gobernó como Flavio Zenón, el Isaurio, dado que justamente era oriundo de la antigua región de Isauria, en la cual nació en el año 425.
Zenón supo ser un notable y valiente guerrero y ello sería lo que terminaría acercándolo al poder. El emperador León I el Tracio, atento a las cualidades militares, no tardó en descubrirlo y ponerlo en sus filas. Su fidelidad para con el emperador le abrieron camino y se convirtió en un general de elite.
Pero la estima fue mucho más allá y Zenón, tal es el nombre que adoptó cuando León I lo puso a su lado, terminó casándose con una de las hijas de éste, Ariadna.
La pareja tuvo un hijo, León II, que se convirtió de inmediato en el sucesor de su abuelo. Sin embargo cuando su abuelo fallece aún era muy joven y entonces su padre, Zenón, asumió como regente. Lamentablemente, su hijo León II muere a los siete años de vida y entonces Zenón queda a cargo del gobierno.
Su origen extranjero, dado que a los isaurios se los consideraba de ese modo, hizo que jamás fuese aceptado por el senado ni por el propio pueblo y entonces siempre su reinado estuvo marcado por la impopularidad.
De todos modos se mantuvo al frente del mismo hasta su muerte, en el año 491, a causa de un ataque de epilepsia y habiendo logrado algunas ventajas en materia de política exterior.
Lo sucedió Anastasio, un integrante de la corte, por designio de su esposa ya que no tenían más descendientes.