- 495 a.C.
- La influencia de sus paradojas
- Paradoja del estadio y de Aquiles y la tortuga
- Intervención política
- 425 a.C.
Nació en Elea, una polis griega ubicada en lo que hoy corresponde con el suroeste de Italia. No existen datos sobre sus primeros años de vida. Su padre se llamó Teleutágoras.
Fue el discípulo más apreciado de Parménides y quien lo acompañó en su viaje a la ciudad de Atenas.
Enseñó filosofía en Atenas, focalizándose en el sistema eleático. Pericles, uno de los grandes políticos atenienses, fue alumno suyo.
Discípulo de Parménides de Elea
La filosofía eleática surgió de las creencias de Parménides quien creyó que el universo y el ser son una sustancia indiferenciada, sencilla y única. Aun cuando pueda aparecer diversa ante los sentidos, no lo es de ninguna manera.
Sostuvo que el vacío, el espacio, y la nada no existen, mientras tanto, lo que sí existe es uno, que es eterno, homogéneo, inmutable, indivisible y por tanto el tiempo es uno.
Se preocupó por demostrar que el movimiento no era una cuestión que pudiese pensarse de modo racional a través de conceptos matemáticos, tal era la propuesta pitagórica.
Para él, el movimiento, fue tan solo una cuestión intuitiva y de conocimiento sensible, pero no de la razón.
Para justificar y avalar esta tesis formuló una serie de paradojas o aporías, contra el movimiento, que lo hicieron famoso y que se difundieron a través de los siglos hasta llegar a la actualidad.
La aporía contra el espacio sostuvo que todo lo que existe ocupa un espacio, y entonces, si este existe, ocupa otro espacio y así indefinidamente. En tanto, para él esto es un absoluto absurdo, por ende, el espacio no existe.
Fueron muchas las paradojas que propuso para fortalecer su pensamiento, y la tesis de su maestro Parménides, a la cual por supuesto adscribió.
Decidió desacreditar las sensaciones mediante la formulación de las mencionadas paradojas, que hicieron alusión al espacio y al tiempo, y que se han mantenido vigentes hasta hoy, como propuestas intelectuales de complejidad.
La paradoja del estadio sostuvo que un atleta debe correr la distancia de un estadio, en tanto, para hacerlo, debe recorrer la primera mitad de este y luego la siguiente mitad que resta y así sucesivamente, de manera ilimitada. Esto implica que a dicho atleta le quedará una distancia por recorrer y que nunca va a poder llegar al final del estadio.
Otra de sus paradojas más populares es la de Aquiles y la tortuga.
Su argumentación sostuvo que Aquiles, el de los pies ligeros, corre para alcanzar a la tortuga que se encuentra a determinada distancia de él, sin embargo, nunca la alcanzará porque cuando llegue al lugar donde originalmente estaba la tortuga, ésta avanzó otro tramo y se alejó nuevamente. Y cuando Aquiles recorra otra distancia para llegar a ella, la tortuga, habrá hecho lo propio y así ilimitadamente. Nunca la podrá alcanzar.
La paradoja es símil a la propuesta del estadio con la diferencia que en este último caso se trata de dos elementos que se mueven.
Participó de la conspiración que se propuso sacar del poder al tirano Nearchus, una vez que regresó a su ciudad natal.
El golpe fracasó y terminó detenido por las autoridades que lo torturaron para que confiese quiénes fueron sus cómplices.
La leyenda cuenta que engañó al tirano pidiéndole que se acerque porque tenía un secreto para develarle; cuando éste lo hizo le mordió con furia la oreja y le arrancó una parte.
Murió durante ese episodio.