- 24/05/1819
- 1837
- 1839
- 1840
- 1856
- 1861
- 1876
- 1887
- 1897
- 22/01/1901
- Post-mortem
Nació en Londres, en el palacio de Kensington; integró la Casa de Hannover; sus padres fueron la princesa alemana Victoria de Sajonia, y su padre fue el duque de Kent, quien murió cuando ella tenía 8 meses.
Fue educada en el palacio Kensington por una institutriz, siguiendo los protocolos de la realeza y una estricta rutina impuesta por su madre, que incluyó permanecer sola y prácticamente encerrada toda su infancia.
No recibió una educación para reinar, porque nada hizo prever que lo haría algún día, de todos modos, cuando llegó ese día, se ocupó de formarse en las principales áreas de gobierno.
La temprana muerte de su padre, y de otros tíos que no dejaron legítima descendencia, fueron las razones de su impensada llegada al trono.
Heredó y asumió como reina tras la muerte de su tío paterno Guillermo IV; tenía tan solo 18 años.
A los inicios de su mandato fue cuestionada por liberales y conservadores de igual manera.
Se enamoró profundamente de su primo, Alberto de Sajonia, e inmediatamente supo que quería casarse con él.
Se casó con el príncipe alemán Alberto de Sajonia-Coburgo. Fueron una de las parejas más sólidas y admiradas de la monarquía europea, a razón del amor que se prodigaron y del compromiso familiar que asumieron.
Aunque no era costumbre, ella decidió romper con las reglas y su boda se llevó a cabo en el marco de una imponente fiesta y se vistió de blanco.
Su matrimonio marcó un antes y un después en su gestión; Alberto fue un gran consejero para ella en las cuestiones de estado.
Su esposo desplegó un rol crucial durante su gobierno, porque fue él, con su rigidez y filantropismo característicos, quien se ocupó de sistematizar el orden de la casa imperial y promover diversas obras benéficas que siguen vigentes hoy.
La pareja tuvo nueve hijos, entre ellos Alberto Eduardo, alias Bertie, el sucesor al trono.
La relación entre madre e hijo, reina-sucesor, fue extremadamente difícil y mala. Le recriminó siempre su conducta desaprensiva, indigna de un futuro rey, sus amantes y su frivolidad.
Incluso, llegó a responsabilizarlo de la muerte de su amado esposo, porque éste murió a causa de un fuerte resfrío que se contagió tras regresar de Cambridge, a donde había viajado para llamarle la atención a su hijo.
No disfrutó jamás de la maternidad, aún más, fue un rol que detestó y que solo llevó a cabo para cumplir con sus obligaciones reales.
Sí utilizó las bodas de sus hijos para tejer alianzas con otras casas reales europeas y de esta manera fortalecer su reino.
Sufrió el primer atentado contra su vida, de un total de siete, mientras estaba embarazada de su primer hijo.
Institucionalizó el galardón de la Cruz Victoria, con el cual se honra el mérito militar, y le otorgó a su marido el título de príncipe consorte.
Murió su esposo y ello la sumió en un estado de profunda tristeza y desazón. Llevó un rígido luto por muchos años. Se alejó de los actos públicos y del gobierno, situación que repercutió negativamente en su popularidad.
Entre otros datos curiosos de su luto, ordenó, que todos los días se preparase la ropa de su marido como si viviese; dicha orden se mantuvo hasta su muerte.
La compañía y apoyo de sus asistentes privados la ayudaron a recuperarse, y aunque no dejó el luto en apariencia física, sí se dedicó nuevamente con afán al gobierno.
Se convirtió en Emperatriz de la India, título que inauguró y se transmitió hasta 1950, cuando la India se proclamó república.
Se celebró el jubileo de oro al cumplirse sus 50 años como reina. Fue una fiesta multitudinaria que la acercó como nunca a su pueblo.
En el 60° aniversario de su asunción se festejó el jubileo de diamante, con otro imponente festejo nacional.
Falleció en la Isla de Wight. Tenía 82 años. Sus restos descansan en el Palacio de Windsor.
La sucedió en el cargo su hijo Bertie, quien contra todos los malos augurios de su madre consiguió llevar adelante un efectivo y sólido gobierno.
En sus últimos años de vida fueron muy comentadas las relaciones que entabló con sus sirvientes y se cree que mantuvo romances con uno de ellos: John Brown.
Su singular historia de vida, plagada de pasiones, tristezas, poder y algunas contradicciones, la erigieron en un personaje muy atractivo para la industria del entretenimiento, que ha producido, en diferentes formatos, sus vivencias: Su majestad Mrs. Brown (1997), La Reina Victoria (2009) y La Reina Victoria y Abdul (2017), entre otras.
Fue la abuela de quienes protagonizaron la historia política europea durante la primera mitad del siglo XX: Jorge V del Reino Unido y Guillermo II de Alemania (principales actores de la Primera Guerra Mundial), Alejandra Romanov (última emperatriz rusa que fue asesinada con toda su familia tras la caída del imperio), entre otros.