El uranio es un metal cuyo símbolo en la tabla periódica de elementos es U. Tiene un color blanco plateado, es duro y un poco más blando que el acero y con propiedades radioactivas y magnéticas. Es el más pesado de los elementos de la naturaleza. El uranio puede adoptar tres formas cristalinas: alfa (aproximadamente a 688 centígrados de temperatura), beta (a 776 centígrados) y gamma, siendo la forma beta maleable y dúctil. Es un metal muy reactivo y se oxida con facilidad en contacto con el aire frío, recubriéndose de una capa de óxido. Si se encuentra finamente dividido arde sobre los 150 centígrados.
El uranio natural es lo suficientemente radioactivo como para impresionar una placa fotográfica en una hora.
Su descubrimiento
La química, la mineralogía y la ciencia en general vivieron una etapa de efervescencia a finales del siglo XVlll, ya que la mentalidad científica de la época se impuso como nuevo paradigma. En aquel contexto el químico alemán Martin Klaproth descubrió el uranio como óxido en 1789, así como otros elementos químicos (profundizó en el conocimiento del titanio y del circonio). La denominación de este metal se debe al planeta Urano, que había sido descubierto años atrás por un astrónomo que era amigo de Martin Klaproth.
Un mineral que creció en su adopción a partir de su estudio
Inicialmente el uranio no fue un mineral muy apreciado, pues no se sabía cuál podía ser su aplicación práctica (en aquella época la industria metalúrgica se centraba en el hierro, el cobre y el cinc). Por otra parte, solo se conocía el óxido de uranio, pues el uranio puro fue aislado cincuenta años después por el francés Peligot. A partir de este hallazgo se empezaron a conocer las propiedades radioactivas del uranio.
Al igual que otros metales, el uranio se extrae de minas subterráneas y a cielo abierto. Para poder obtener combustible útil hay que someter al uranio a un complejo proceso de transformación.
El valor estratégico del uranio
La radiación natural del uranio genera una energía enorme desde el núcleo de la Tierra, lo cual supone el doble del consumo humano de energía. Esto quiere decir que el uranio que se encuentra en el interior del planeta es una fuente térmica natural que genera una gran cantidad de calor.
A finales de la ll Guerra Mundial la fisión del átomo permitió la creación de la bomba atómica y se demostró el potencial destructivo del uranio. Su potencial también podía orientarse para fines pacíficos y, de hecho, el uranio es el metal esencial en las centrales nucleares, las cuales producen electricidad en una proporción muy significativa.