Se conoce como transeúnte a la persona que circula o transita por las zonas urbanizadas a pie, es decir, sin el uso de automóviles u otros medios de transporte como una bicicleta, patineta o ningún otro elemento con ruedas. El ser peatón en una ciudad tiene sus beneficios y sus contras. En la mayoría de las grandes ciudades del mundo existen reglas de tránsito que buscan proteger la vida de aquellos individuos que circulan a pie, pero en muchas de ellas no se cumplen y por eso las muertes de este tipo de individuos son comunes.
Un espacio artificialmente creado donde las reglas son necesarias
Si tenemos en cuenta que las ciudades son espacios creados de manera artificial por el hombre comprenderemos que la convivencia en ellas debe ser sistematizada y organizada para evitar conflictos. Uno de los principales problemas que surgen en la ciudad es el de la circulación ya que en el mismo lugar se mezclan personas a pie con vehículos motorizados y a ruedas que pueden ser letales si no se respetan ciertas normas de comportamiento. Los transeúntes tienen espacios y corredores especiales para ellos y se supone que en las grandes ciudades donde mucha gente circula de manera constante la prioridad de avance la tienen los peatones.
Las zonas marcadas con rayas blancas se conocen como sendas peatonales y son espacios reservados para la circulación de los peatones cuando los vehículos se encuentran detenidos. Las veredas a su vez son los corredores por los cuales las personas pueden caminar sin miedo a que aparezcan entre ellas autos o vehículos. Al mismo tiempo hay cruces, puentes y otros elementos que están pensados para asegurar la mayor protección posible a quien aparece como la figura más indefensa en el espacio público.
Los peligros en un espacio donde cada uno lucha por sí mismo
La ciudad es de por sí un lugar difícil y muchas veces llamado vulgarmente «la jungla». Cada persona va en búsqueda de lo suyo y eso hace que deje de percibir a los demás, a aquellos que lo rodean. Este es el principal problema en lo que respecta al tránsito porque supone que hay quienes tienen más poder y quienes tienen menos poder: los automovilistas (los motociclistas y los ciclistas también) tienen todos una escala de poder sobre el transeúnte que hace que este sea el último eslabón y el más indefenso. Aquel que ante un accidente pone en riesgo real su vida.
El no respetar las normas de circulación, pasar semáforos en rojo, circular a contramano, cruzar en rojo son sólo algunas de las acciones que se realizan en la vía pública a diario y que pueden representar siempre la muerte de alguien. Los peatones, aquellas personas que van caminando, sólo tienen como amortiguación su propio cuerpo y por eso son los más perjudicados cuando las reglas no se cumplen.