Se conoce como «movida madrileña» a aquel movimiento contracultural que surgió en España durante los primeros años post franquistas, extendiéndose hasta finales de la década del ochenta del siglo pasado. Como todo movimiento contracultural, la «movida madrileña» promovía nuevos valores, tendencias y formas sociales que por supuesto chocaban con los vigentes, que eran el resultado de años de dictadura.
Mientras tanto, dentro de ese contexto naciente y super transgresor, Tino Casal, cantautor, productor, pintor y escultor se destacó sobremanera al punto tal de convertirse en un fiel exponente y referente de la mencionada movida madrileña.
José Celestino Casal Alvarez, tal es su nombre original, nació el 11 de Febrero de 1950 en la ciudad de Oviedo, España, sin embargo, toda su actividad artística la llevaría a cabo en Madrid, la capital de su país y cuna del movimiento que comentábamos.
Antes que su figura estallase en popularidad, Tino, integró la agrupación Los Archiduques, un grupo asturiano, bastante destacado entre los años sesenta y setenta, que grabó varios discos y realizó variadas presentaciones en celebraciones juveniles. Gracias a Los Archiduques, Tino, se foguearía en todo lo concernientemente al espectáculo y la producción e iría de a poco asumiendo esa estética barroca que lo destacaría del resto.
Tras dejar a Los Archiduques, Casal, concretaría uno de los sueños de cualquier fanático, producir a su banda preferida, Los Obús, una de las bandas españolas pionera del heavy metal.
Aunque claro, el gran deseo de Tino era volcar todo su ingenio e impronta estética al servicio de su propia música y como casi todo en su vida lo lograría en el año 1981 y de la mano del reconocido productor Julián Ruiz. De la sociedad artística nacería Neocasal, un álbum ampliamente destacado por la originalidad que proponía; su sencillo Champú de huevo se convertiría de inmediato en el hit que cantarían todos los jóvenes españoles y porque no también los que no lo eran tanto.
Este impresionante éxito fue el que le permitió aportarle al medio artístico español, que se estaba despertando tras años de letargo y opresión, un sinnúmero de ideas innovadoras que traerían ese aire fresco y renovador tan necesario por aquel tiempo.
Mientras tanto, la confirmación y el asentamiento definitivo como un gran creador llegaría con la publicación de sus siguientes producciones: Etiqueta Negra, que contenía el sencillo Embrujada, el cual marcaría un antes y un después en materia de diseño y en el plano visual, Hielo Rojo, Lágrimas de Cocodrilo e Histeria.
Lamentablemente, un accidente vial que protagonizó el 22 de Septiembre de 1991 cuando regresaba de una discoteca, truncó su vida y su apabullante desarrollo creativo. Tenía tan solo 41 años.