Gracias al trabajo de muchos profesionales como el biólogo y explorador Thor Heyerdahl es que las personas podemos conocer a ciencia cierta cómo se produjeron determinados hechos históricos que marcaron un antes y un después para la humanidad.
El noruego Thor Heyerdahl pasó gran parte de su vida profesional recogiendo información, datos, evidencias, acerca de nuestros antepasados de una manera muy vivencial y singular que justamente es la que lo destacó de sus colegas, porque Thor, se hacía presente en aquellos lugares de estudio y conseguía detalles a partir de la exploración directa y recreada. Es decir, utilizaba los mismos materiales y elementos que habían usado los hombres del pasado para poder comprobar o contrarrestar los datos históricos que existían acerca de esos acontecimientos.
Una muestra de ello es una de sus expediciones más recordadas, la efectuada en el año 1947 en la llamada balsa Kon-tiki, en homenaje al dios solar de la civilización inca.
El viaje se desarrolló en el Océano Pacífico, desde Sudamérica y hasta La Polinesia y Thor lo efectuó en las mismas condiciones que presuntamente se habría efectuado ese viaje por parte de los habitantes de Sudamérica en tiempos anteriores al descubrimiento de América. Por ello la balsa usada era idéntica a la que habrían usado estos pobladores.
La mencionada travesía fue ciertamente popular en su tiempo y no solamente de ella resultó un libro escrito por Thor sino también un documental que fue ganador del premio Oscar en la categoría de documentales justamente.
Si bien el indicado no ha sido el único viaje o exploración que llevó a cabo en su vida profesional, ni mucho menos, ya que hubieron muchos otros, casi siempre su modus operandi respetó las condiciones mencionadas en el viaje de Sudamérica a la Polinesia.
Por ejemplo, para demostrar que la civilización egipcia había conocido el continente americano fabricó unos botes especiales en los que éstos habrían realizado dicho viaje.
Era oriundo de la ciudad noruega de Larvik, en la cual nació un 6 de octubre del año 1914 y falleció La Ligura, Italia, a los 87 años, un 18 de abril de 2002, un personaje ciertamente particular en su forma de trabajar y pensar y que supo dejar un legado increíble como ya apreciamos en esta reseña.