El teocentrismo es una concepción del mundo en la cual Dios es el eje principal de toda la realidad. Desde el punto de vista semántico, este vocablo está formado por dos conceptos: teo que significa Dios o divinidad y centrismo, que indica que está ubicado en el centro.
Las posiciones o corrientes teocéntricas son propias de las religiones monoteístas, básicamente la religión cristiana, judía y musulmana, aunque también están presentes en la mayoría de planteamientos religiosos.
El teocentrismo como corriente intelectual sigue vigente en la actualidad pero es una visión que tuvo mayor relevancia en otras etapas históricas, cuando el conocimiento científico todavía no se había desarrollado y consolidado.
Algunas polémicas sobre el teocentrismo
Desde el punto de vista del evolucionismo todas las especies de la naturaleza actúan a partir del mecanismo de la Selección Natural. De esta manera, el evolucionismo como teoría ha sido concebido como una corriente contraria al teocentrismo.
Algunos científicos consideran que la explicación sobre el origen del Universo puede realizarse al margen de la intervención de Dios (la teoría del Big Bang no requiere de la participación divina).
El humanismo fue una corriente de pensamiento que aspiraba a situar al ser humano como centro de toda la realidad. Por ello, el humanismo y el teocentrismo son entendidos como teorías opuestas. El humanismo surgió en el contexto histórico del Renacimiento y para oponerse al teocentrismo los humanistas defendieron un planteamiento contrario, el antropocentrismo.
El teocentrismo tiene importantes implicaciones filosóficas, ya que significa que todas las posibles explicaciones de la realidad tienen como principal fundamento la intervención de Dios. Así, para los defensores de esta postura intelectual la moral, la libertad o el conocimiento dependen de Dios y, en consecuencia, otras explicaciones son consideradas inválidas e incluso son entendidas como herejías. Sin embargo, el teocentrismo se puede presentar en una versión moderada y tolerante o desde una perspectiva fanática y radical.
Las implicaciones del teocentrismo van más allá de la filosofía y de la ciencia, pues no hay que olvidar que en el teocentrismo antiguo y medieval el papel de Dios estaba presente en todos los órdenes (el rey era el representante de Dios en la Tierra y algunos acontecimientos que afectaban a los humanos eran concebidos como castigos divinos).
Algunos pensadores han intentado compatibilizar el teocentrismo con las distintas posiciones científicas y de esta manera la intervención de Dios no excluiría que el ser humano intente explicar cualquier aspecto de la realidad desde una óptica rigurosa y científica (Dios es el creador de todo el Universo pero las leyes y principios que lo rigen pueden estudiarse independientemente de la idea de un creador).