Las guerras yugoslavas, tal como se llamó popularmente a los duros enfrentamientos que se produjeron en el territorio de la antigua Yugoslavia, fueron uno de los conflictos más cruentos y oscuros ocurridos en las últimas décadas (1991-2001), y donde este personaje político cobró gran relevancia.
Apoyado por muchos, pero también odiado por una tremenda mayoría local y externa por considerarlo el responsable máximo del genocidio ocurrido en dicha zona, fue sin duda el dirigente político más importante que desempeñó diversos cargos ejecutivos conforme iba avanzando la segregación y las rupturas territoriales en los Balcanes: Presidente de la República Federal de Yugoslavia (1997-2000), Presidente de la República de Serbia (1991-1997), Presidente de la República Socialista de Serbia (1989-1991)
Nació en 1941 en el pueblo serbio de Pozarevac.
Se graduó como abogado en los años ochenta y comenzó su incursión política en las filas del comunismo, ideología con la cual siempre se identificó y que luego cuando ascendió al poder viró a un extremo populismo y nacionalismo, con fuertes y concretas acciones totalitarias y xenófobas.
Desintegró cruel y sangrientamente a Yugoslavia perpetrando una limpieza étnica inédita, recurso absolutamente nazi, en la cual elevó a los serbios y persiguió a croatas, bosnios, y albaneses, siendo estos últimos los más castigados por su odio al ordenar la masacre de niños, mujeres, y hombres, todos civiles, al sur de Kosovo, en 1999, incluso se descubrió que las víctimas habían sido mutiladas post mórtem
Tras este evento horroroso se lo apodó el «carnicero de los Balcanes».
Tras la guerra la región quedó fundida en la más absoluta desolación y pobreza, una devastación que solo se comparó con la Segunda Guerra Mundial.
Millones de personas que obligadamente emigraron de sus hogares, miles y miles de muertos, y una economía más que fundida, fueron algunas de las nefastas consecuencias del terror que encabezó Milosevic
Acorralado a finales de la década del noventa por las fuerzas externas que asistían horrorizadas a sus atrocidades, y también por el propio pueblo que lo elevó al poder y que tras su decisión de anular la elección a causa de su derrota decidió quemar el parlamento, dejó el poder.
Luego de arduas negociaciones con las nuevas autoridades que le sucedieron, y a cambio de salvatajes económicos, fue entregado a la justicia internacional de La Haya donde fue sometido a un largo proceso judicial acusado de crímenes de guerra y de lesa humanidad y de genocidio.
Murió en una cárcel de La Haya, en 2006, sin que se haya dictado el veredicto final de la causa, a los 64 años
Aunque algunos allegados presumieron un ataque contra su vida, tras la realización de la autopsia pertinente se confirmó que murió por causas cardíacas y producto de su hipertensión, y no por envenenamiento como quiso su familia y su abogado que quedé establecida su muerte.