La sismicidad es la capacidad que tiene una zona determinada de experimentar sismos. El hecho es relevante en lo que respecta a la actividad humana, circunstancia que redundará en algunas precauciones si la misma fuese demasiado elevada. La sismicidad de una determinada zona geográfica se relaciona estrechamente con el choque de placas tectónicas y es por ello que las zonas montañosas o adyacentes suelen experimentar esta condición de modo supino. Al respecto, han existido situaciones que han desembocado en auténticas tragedias, en donde han existido pérdidas materiales de enorme relevancia, como asimismo pérdidas de vidas humanas. Es frecuente que las zonas de una sismicidad considerable se encuentren en cercanías de zonas con actividad volcánica.
Un sismo es una sacudida de la tierra, un movimiento abrupto que puede tener distintas intensidades. En la tierra se lo suele llamar terremoto y en el mar maremoto; el término sismo en muchas ocasiones queda reducido a pequeños temblores que pueden significar alguna molestia pero que carecen de gravedad. El interrogante al respecto versa acerca del motivo por el cual estas sacudidas se producen. Fundamentalmente, como ya se ha esbozado, los sismos se relacionan con el choque de grandes placas que conforman la corteza terrestre. Así, la corteza se compone de muchas placas que flotan en magma y que se separan en algunos puntos para chocar en otros. El lugar donde se produce el choque suele caracterizarse por un relieve montañoso y por la constante de sismos de distinto calibre. En este choque, una de las placas tectónicas suele elevarse y la otra hundirse; la que se hunde pasa a proveer de materiales para formación de magma. En cuanto a los puntos de separación, en general puede encontrárselos en el lecho marino; allí la actividad volcánica es frecuente, circunstancia que hace que de las fracturas emerja magma que se solidifica en contacto con el agua, ejerciendo presión para empujar a las placas.
Dado que en una zona donde se produce el choque de placas la sismicidad es un problema que siempre estará presente, el establecimiento de poblaciones es desaconsejado. No obstante, como esta circunstancia es difícil de planificar, deben existir adecuadas medidas de seguridad en aquellas ciudades y poblados en donde la sismicidad es una constante. En efecto, las casas y edificios deberán tener un tipo de construcción especial que elimine o limite de modo relevante la pérdida de vidas humanas hecho que deberá ser regulado desde el sector público.