Los dos conceptos que dan título a este artículo se vinculan con el área de la salud y tienen que ver con cómo el organismo reacciona ante determinados efectos o estímulos. Para comprender y actuar mejor la naturaleza de un cuerpo la medicina ha determinado que algunas enfermedades o condiciones pueden ser sintomáticas mientras otras pueden ser asintomáticas.
Lograr establecer la diferencia entre una cosa y otra puede ser el elemento que al paciente le salva la vida.
La condición de sintomático: enfermedades y situaciones visibles
El término sintomático se utiliza en medicina para hacer referencia a una condición o situación del organismo que da muestras de su presencia o existencia. En este sentido, el organismo reacciona frente a un virus (por ejemplo) y da síntomas que permiten que sea identificado correctamente y corregido a través de medicación o tratamiento.
Los síntomas de muchas enfermedades o estados de salud son compartidos y por eso es importante tener en cuenta la mayor cantidad de ellos para poder determinar lo más acertadamente posible lo que está ocurriendo. Pueden ser, además, formas de reacción del cuerpo frente a estados de estrés. Esto no es considerado necesariamente una enfermedad pero sí estados de ánimo y desgaste que avisan a través de efectos corporales (como cansancio, nerviosismo, mala digestión, caída del pelo, alergias, etc.).
Los estados asintomáticos y su peligro
Uno de los mayores problemas que tiene que enfrentar usualmente la medicina es la realidad de que hay muchas condiciones y enfermedades que son asintomáticas. Esto quiere decir que pueden estar presentes en el cuerpo sin dar cuenta de ello y avanzando hasta que finalmente se hacen visibles o perceptibles de modo irreversible. Esto es lo que suele ocurrir por ejemplo con muchas formas de cáncer, ya que las mismas no dan síntomas de dolor, enfermedad o problemas hasta que el tumor está avanzado y ya es poco lo que se puede hacer para contrarrestarlo.
Asintomáticos son también algunos estados simples de enfermedad que pueden no llegar a desarrollarse en problemáticos y que desaparecen antes de complicarse, como ocurre por ejemplo con una gripe que no es registrada por la persona y que puede ser un problema, ya que el individuo continúa su vida normalmente pudiendo esparcir el virus rápida y fácilmente en todos los ámbitos en los que se mueve de manera cotidiana. Aquí es donde es importante la vacunación y la prevención para evitar ese tipo de situaciones.