Entendido como uno de los fenómenos más característicos de nuestra época, y también como uno de los males más importantes en relación a un gran número de temáticas, el sensacionalismo supone un modo de contar noticias o de utilizar la información que tiene que ver justamente con el objetivo de causar sensación, impresionar, angustiar, de modo de obtener un caudal de público más importante.
Podemos decir que el sensacionalismo (también conocido como amarillismo) es un fenómeno muy característico de las sociedades actuales, especialmente las del siglo XX y XXI. Su origen es poco claro pero se suele atribuir al desarrollo de la prensa gráfica y, con ella, a la de los demás medios masivos de comunicación. Esto fue así debido a que las empresas de medios de comunicación encontraron poco a poco que ciertas noticias (usualmente más impresionantes, catastróficas y negativas) solían llamar mucho más la atención de los espectadores y lectores y así se vendía más.
En este sentido, si bien es altamente criticado desde esferas intelectuales y desde ámbitos del arte, el sensacionalismo es muy consumido entre sectores populares, ya que las noticias suelen ser muy atractivas, simples y los titulares uy efectivistas.
Las críticas a un modo de contar la realidad
Uno de los principales problemas que presenta el sensacionalismo es que suele mostrar la realidad sólo a través de golpes bajos, violencia, agresividad, situaciones de dolor y sufrimiento, catástrofes, etc. Esto, que está comprobado, genera en el público una mezcla de sensaciones que van desde los obvios, dolor, tristeza o pena, hasta los menos reconocidos, como interés, fanatismo o búsqueda por continuar acompañando el sufrimiento.
Así, el sensacionalismo tiene las de ganar porque sabe que los títulos efectistas, con letras de molde y llamativas frases tienden a tener una mayor audiencia. Aquí no hablamos de contenidos de calidad sino de productos que se consumen masivamente.
¿Qué tipos de medios utilizan esta estrategia?
Hoy en día no podemos hablar de un único tipo de medio que utilice el sensacionalismo como forma de atraer al público. Mientras antes esto solía estar reservado casi exclusivamente a las revistas de amor, a los programas de rumores y a la programación de las tardes, en la actualidad hasta programas político y económicos se han vuelto sensacionalistas con tal de dar con un rating más numeroso. Tanto la radio como la televisión, los medios que hoy existen en internet y, obviamente, la prensa gráfica pueden fácilmente sucumbir en esta táctica.