Una sensación se define como aquel proceso mediante el cual nuestro sistema nervioso y los receptores sensoriales representan la energía recibida por los estímulos que se encuentran a nuestro alrededor. O dicho de otro modo, la sensación es el procesamiento que realiza el cerebro primario de la información recibida a través de alguno de los cinco sentidos (vista, tacto, olfato, gusto y oído). El cerebro organiza esta información y le otorga un significado en forma de sensación.
Sensaciones e interpretación
La diferenciación entre los conceptos de sensación y percepción, es ciertamente compleja, ya que entra en juego la interpretación y el contexto a la hora de que un estímulo percibido se transforme en sensación. Podríamos señalar que la percepción es el estímulo que reciben los sentidos fuera de cualquier consideración, mientras que la sensación es un paso más avanzado en el que a esa percepción se le dota de significado y genera un determinado estado en la persona.
En este sentido el contexto es fundamental, así como la experiencia previa. Estos dos factores son los que pueden generar que un estímulo percibido genere una sensación más o menos intensa. Así, escuchar un ruido por la noche en la casa puede ser interpretado como una amenaza y generar una sensación de miedo, si la persona es propensa a ello o ha sufrido experiencias similares en el pasado mientras que para otra, la percepción de ese sonido no deja de ser anecdótica.
Los buscadores de sensaciones
Hay una serie de personas para las que la rutina diaria se hace excesivamente aburrida y necesitan buscar algún tipo de estimulación extra para romper con la monotonía, son los llamados buscadores de sensaciones.
Este concepto fue desarrollado por Zuckerman el cual lo consideraba como un rasgo más de la personalidad como pueden serlo también la extroversión o el egoísmo, además definirlo como la necesidad de vivir continuamente situaciones estimulantes, preferentemente variadas y complejas.
Un punto clave para entender la diferencia entre las personas “normales” y los buscadores de sensaciones se encuentra en la valoración del riesgo, ya que estos últimos suelen infravalorar las posibles consecuencias negativas que tienen sus acciones.
Entre las conductas típicas que suelen encontrarse en los buscadores de emociones se encuentran el consumo de drogas estimulantes, la práctica de deportes extremos, la realización de viajes a destinos exóticos, el exceso de velocidad en la conducción, la toma de riesgos innecesarios o un inicio precoz de su vida sexual.