Roald Amundsen fue un ávido y valiente explorador noruego cuyo nombre dejó el anonimato, allá por comienzos del siglo XX, cuando con su equipo expedicionario llegó al Polo Sur por primera vez, pasando a la historia como su descubridor.
Su conquista del Polo Sur dispone de un gran mérito en la historia y también implicó una paradoja, porque en realidad, Amundsen, se proponía llegar al polo contrario, el Norte, sin embargo, en 1909, unos colegas norteamericanos le ganaron de mano y tuvo que resetear el objetivo y así es que dos años más tarde, en 1911, conquistaría el polo opuesto, el Polo Sur, dejando su nombre asociado a esta parte bien austral del planeta, y hasta ese momento desconocida
Porque claro, a comienzos del siglo pasado, la Antártida, era un absoluto misterio para todos pero también era un destino codiciado por muchos exploradores que querían gozar del éxito de ser sus descubridores.
Entonces, ante el cambio obligado de proyecto y de rumbo, Amundsen, se ocupó de reunir a los hombres más preparados en esquí y conducción de trineos y compró más de 50 perros esquimales para que tiren de dichos trineos.
Pero nuevamente aparcería competencia, el inglés Robert Scott, que se proponía el mismo objetivo, sin embargo, Amundsen, esta vez llegaría primero.
El 14 de diciembre de 1911, Amundsen, clavó la bandera noruega en el Polo Sur y se hizo dueño del descubrimiento mientras que su competidor, el inglés Scott, llegaría un mes después, y sufriría un duro revés al regreso ya que su equipo y él mismo morirían de frío y de hambre en el camino
El premio de ser el descubridor implicó un rédito notable pero la «empresa» demandó mucho esfuerzo físico y un cierto riesgo de vida como se aprecia del resultado trágico obtenido por la misión de Scott, al tratarse de un territorio desconocido y climáticamente adverso como consecuencia del frío extremo.
Amundsen disponía de una preparación notable, tanto en materia de supervivencia como en el plano marítimo, producto de anteriores expediciones y de su gran dominio del esquí
Sin embargo, este valiente expedicionario terminaría siendo víctima de sus hazañas, ya que en junio del año 1928, cuando sobrevolaba en una aeronave el Polo Norte, en el marco de una operación de rescate, su avión, se presume, se estrelló en el Mar de Barents.
A pesar de los esfuerzos de búsqueda su cuerpo no fue encontrado.
El día de su llagada al Polo Sur, el 14 de diciembre, pasó a ser el flamante día del Polo Sur para su patria, que en su homenaje lo recuerda en esa fecha, cada año.