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Nació en la localidad bonaerense de Chascomús. Fue el primogénito de un comerciante y de una ama de casa.
Cursó sus estudios básicos en la Escuela Normal Regional de Chascomús y en Liceo Militar General San Martín. Se recibió con el galón de subteniente de reserva.
Estudió la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de La Plata. Egresó en 1950. Durante esta etapa inició su militancia política en el Movimiento de Intransigencia y Renovación de la UCR.
Se casó con María Lorenza Barrenechea, con quien tuvo seis hijos. Trabajó como abogado, en un estudio propio, que abrió en su ciudad natal. A la par comenzó su labor política en el municipio y ejerció como periodista en el diario El Imparcial que cofundó.
Asumió como vocal por la UCR en el consistorio de Chascomús.
Fue electo concejal.
Fue arrestado por un breve lapso y tras recuperar su libertad asumió como jefe del comité de la UCR en Chascomús.
Fue elegido diputado de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.
Se produjo una escisión interna en la UCR que lo dejó del lado del dirigente Ricardo Balbín que encabezó la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) y se contrapuso a cualquier alianza con el partido justicialista. En la vereda de enfrente quedó la Unión Cívica Radical Intransigente, liderada por Arturo Frondizi, y que sí acordó un pacto con el General Perón que le permitió ganar las elecciones presidenciales.
Fue electo diputado nacional y participó en la redacción de diversos proyectos de ley orientados al desarrollo social, el progreso económico y el restablecimiento de la paz social.
Asumió la presidencia del Comité Radical de la Provincia de Buenos Aires y presentó su precandidatura a gobernador de Buenos Aires que quedó trunca como consecuencia de un nuevo golpe de estado en 1966.
Durante esta década creó un espacio dentro del partido que se autodenominó de Renovación y Cambio y que propuso una visión social y progresista, defensora de las libertades individuales y alejada de cualquier alianza con el peronismo.
La muerte del presidente Juan Domingo Perón y la consecuente asunción en el cargo de María Estela Martínez de Perón, esposa y vicepresidenta de la Nación, suscitó un clima de tensión política y social que fue agravándose.
Cofundó la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) cuya finalidad fue el seguimiento del cada vez más usual ataque a las libertades y derechos. El trágico desenlace para el fin de estos llegó en 1976 con el golpe militar.
Durante el proceso militar asumió un rol de resistencia explícita a los jerarcas de las juntas. Luchó férreamente a favor de los derechos humanos, de la liberación de las personas detenidas por razones políticas y de aquellos que directamente pasaron al estatus de desaparecidos luego de permanecer detenidos en centros de detención clandestina.
La muerte de Ricardo Balbín lo erigió en el cuadro político más importante de la UCR.
Se opuso públicamente a la Guerra de Malvinas, siendo uno de los pocos que no se sumó al entusiasmo inicial de defender la soberanía de las islas.
La derrota en Malvinas desató una crisis en el gobierno militar que se sumó a la ya instaurada en el plano económico. El presidente Reynaldo Bignone convocó a elecciones.
Presentó su candidatura presidencial. De los dos candidatos más visibles, él y el peronista Ítalo Luder fue quien mejor expuso su compromiso con la democracia y con la idea que las Fuerzas Armadas se subordinasen al poder civil.
Fue elegido presidente de Argentina tras más de siete años de dictadura militar. Su vicepresidente fue Víctor Martínez. Se impusieron con un 52 % a la dupla peronista conformada por Ítalo Luder y Deolindo Bittel. Dicha elección se consagró como una de las más significativas del siglo XX porque implicó el fin de una gestión que ejecutó un sistemático y cruel plan de exterminio de la oposición política.
Su llegada a la primera magistratura despertó un entusiasmo ineludible y masivo, no solamente como consecuencia de su estilo personal sino también porque se comprometió a restablecer las libertades, la democracia en pleno, el diálogo político y el disenso como punto de partida de los acuerdos.
Pocos días después de asumir, el Congreso dictó nula la ley de autoamnistía que promulgó la junta militar que dejó el poder y decretó el inicio del emblemático juicio a los miembros que integraron las tres juntas militares entre 1976 y 1983. Entre otros delitos se los responsabilizó de perpetrar torturas, detenciones ilegales, homicidios y desapariciones de miles de personas.
Dicho proceso judicial no tuvo antecedente en el país ni en América Latina y por caso supuso un hito en la historia de la democracia de la región.
Cabe destacarse que, el juicio se pudo llevar a cabo y lograr el éxito que obtuvo gracias a la colaboración de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), que convocó en ese año y que estuvo integrada por diversas personalidades ilustres de la cultura, la política y el periodismo.
En el plano del arte y la cultura hubo un fantástico movimiento con el regreso de muchos artistas que se habían exiliado a causa de las persecuciones de parte de la dictadura. La censura pasó a ser un mal recuerdo. Se abrieron nuevos espacios culturales y la industria cinematográfica se propuso revisar la historia reciente. El caso más icónico fue el de la película La Historia Oficial, dirigida por Luis Puenzo, y protagonizada por Héctor Alterio y Norma Aleandro que ganó un Premio Oscar en la categoría de mejor película extranjera en 1986.
Comenzó el juicio a los expresidentes Jorge Videla, Roberto Viola, Brigadier Ramón Agosti y los Almirantes Emilio Massera y Armando Lambruschini acusados de diversos delitos: privación ilegal de la libertad, homicidio y aplicación de torturas. Fueron declarados culpables y condenados.
Ante la creciente inquietud de algunos sectores de las fuerzas militares y con el objetivo de lograr la paz y la subordinación de estas, promovió las leyes de caducidad de la acción penal denominadas Punto Final (1986) y Obediencia Debida (1987). El texto de la normativa extinguió la acción penal contra los militares o cualquier otra persona por su presunta participación en operaciones antisubversivas, aunque, no alcanzó a los militares declarados en rebeldía, prófugos, o que se involucraron en el secuestro de bebés nacidos durante el cautiverio de sus padres.
Dichas leyes causaron una tremenda desilusión en familiares de desaparecidos y en los organismos de derechos humanos. Al mismo tiempo, el gobierno, tuvo que enfrentar la disconformidad entre algunos miembros de las fuerzas que terminaron por perpetrar amotinamientos y alzamientos en algunas reparticiones. Las encabezadas por el coronel Aldo Rico fueron de las más recordadas por su virulencia.
Otra contienda difícil que tuvo que enfrentar y que no pudo domar fue la situación económica heredada: altísima inflación, deuda externa y un desordenamiento del ámbito sindical, entre otros temas engorrosos.
Lanzó el Plan Austral (1985), un programa de estabilización monetaria que ejecutó su ministro de economía Juan Vital Sourrouille. Consistió en la modificación de la unidad monetaria, del peso argentino al austral. Implicó una política de shock que consiguió detener la inflación sin frenar el crecimiento de la economía. Sin embargo, en 1988, el rebrote de la inflación terminó con la estabilidad y obligó a implementar otro plan.
El Plan Primavera continuó al austral y procuró sin éxito estabilizar la economía y frenar la recesión. Impulsó la apertura económica, se desdobló el tipo de cambio, se elevó la tasa de interés y determinó la privatización de empresas del estado, entre otras medidas. Los sectores de la economía más influyentes: rural, industrial y sindical presentaron una fuerte resistencia y terminó naufragando.
La consecuencia más letal fue el fin anticipado de su gobierno. Terminó entregándole el mando, antes de lo estipulado, a su sucesor peronista, Carlos Menem, en el marco de una hiperinflación descontrolada y una crisis acuciante en todos los planos de la sociedad.
Su legado en materia de política exterior fue reconocido ampliamente y gozó de un ejecutor admirado: el canciller Dante Caputo. Sentaron las bases para el futuro MERCOSUR.
Los objetivos que se propuso fueron alcanzados a medias y su gestión terminó dejando un sinsabor porque no pudo resolver una situación económica crítica y tuvo que ceder ante las presiones de algunas facciones militares y políticas que en muchas ocasiones le impidieron gobernar.
Suscribió el Pacto de Olivos con el presidente Carlos Menem que desembocó en una reforma política de la Constitución Nacional. Dicha modificación habilitó la reelección y ello le permitió a Menem volver a presentarse como candidato. Algunas voces de su partido fueron muy críticas de dicho acuerdo.
De todas maneras, ello no afectó su liderazgo indiscutido en la UCR.
Conformó una alianza con algunos sectores del justicialismo no menemista y concibieron un nuevo espacio político que se denominó Alianza y que propuso a Fernando De la Rúa como candidato de este para disputar las elecciones presidenciales del año siguiente.
Se alejó de la gestión del presidente De la Rúa por desavenencias con el rumbo que había tomado su gobierno.
Desplegó un activo rol como líder del radicalismo cuando De la Rúa renunció a su cargo. Pactó un acuerdo con el justicialista Eduardo Duhalde que devino en la proclamación de este como presidente provisional.
Publicó un libro de memorias denominado Memoria política: transición a la democracia y derechos humanos.
Fue homenajeado durante la gestión de la presidenta Cristina Kirchner al cumplirse 25 años del retorno de la democracia.
Falleció en Buenos Aires, a los 82 años, a causa de un cáncer de pulmón. Sus restos fueron velados en el salón azul del Congreso de la Nación y fue despedido con todos los honores de un Jefe de Estado.