Seguramente por nombre y apellido muy pocos lo reconozcan, y eso es justamente porque Quentin Blake ha dado que hablar especial y exclusivamente por las magníficas ilustraciones que inmortalizó en libros infantiles como ser Charlie y la fábrica de chocolate y Matilda, entre otros, ambos del autor inglés Roald Dahl.
Quentin Saxby Blake nació un 16 de diciembre del año 1939 en Sidcup, Kent, en Inglaterra.
Aunque estudió la carrera de lengua inglesa en la institución Downing College de Cambridge y luego realizó un posgrado sobre Educación en la Universidad de Londres, mayormente, dedicó su vida profesional a la ilustración de literatura infantil.
Más bien, Blake, es puro talento natural, ya que el mismo no se debe a una formación académica formal ni mucho menos, sino que durante los mencionados estudios que realizó en materia de lengua inglesa y de educación mechó un curso en la Chelsea Art School.
Su primera ilustración oficial se publicó en el año 1960 y el primer libro que cuenta con sus dibujos y autoría es Patrick, que data de 1968.
Respecto del estilo que lo marcó como uno de los ilustradores más notables sobresale el uso del manchón con la acuarela, el dibujo a mano alzada y la tendencia al garabato, creación tan propia de los niños pequeños.
Si bien la sociedad artística que estableció con el autor Roald Dahl fue de las más exitosas que generó, también ha dejado su huella en libros de otros reconocidos autores tales como: Michael Rosen, Joan Aiken y Margaret Mahy, entre otros.
Con el tiempo y gracias a la experiencia y trayectoria acumulada, Blake, se convirtió en un destacado docente de dibujo, desempeñándose por diez años como Director del Departamento de Ilustración en el Royal College of Art, institución que lo ha distinguido con el cargo de Profesor Honorífico.
También, su prolífica y notable carrera artística incluye la realización de películas para la televisión británica , por su puesto destinadas al público menudo.
En su carrera ha recibido importantes distinciones siendo la medalla Kate Greenaway, el Premio Bologna-Ragazzi y el Hans Christian Andersen, los más destacados.