Un proceso es una secuencia de pasos dispuesta con algún tipo de lógica que se enfoca en lograr algún resultado específico. Expone mecanismos de comportamiento que diseñan los hombres para mejorar la productividad de algo, para establecer un orden o eliminar algún tipo de problema. El concepto puede emplearse en una amplia variedad de contextos, como por ejemplo en el ámbito jurídico, en el de la informática o en el de la empresa. Es importante en este sentido hacer hincapié que los procesos son ante todo procedimientos diseñados para servicio del hombre en alguna medida, como una forma determinada de accionar.
En el contexto del derecho, un proceso hace alusión a los diversos pasos que den seguirse de modo obligatorio a la hora de llevar adelante un juicio. Este hecho da cuenta de que en ocasiones el término juicio y proceso se utilicen como sinónimos. Dicho proceso es conocido por los letrados como asimismo por los magistrados y debe respetarse en todo momento para que el juicio se desarrolle de forma legítima. En efecto, si existiesen faltas significativas en este sentido podría existir un fenómeno de invalidación que echarían todos los esfuerzos realizados por tierra. No obstante, a pesar de la aparente rigurosidad, estas formas de actuación son necesarias por la complejidad de la materia.
En informática, por otro lado, un proceso suele ser el nombre que recibe un programa que está siendo ejecutado en memoria. Si vemos el administrador de tareas de Windows, podremos tomar conciencia de muchos de estos programas. En este caso, el nombre de procesos deriva del hecho de que un programa por definición lleva una secuencia de pasos de forma lógica. Muchos de estos procesos son fundamentales para el mantenimiento del sistema operativo, circunstancia que hace que eliminar a alguno pueda tener consecuencias negativas.
Ahora bien, desde el punto de vista de una empresa, un proceso da cuenta de una serie de acciones que se toman en el aspecto productivo para que la eficiencia sea mayor. En efecto, las empresas buscan continuamente aumentar su rentabilidad produciendo más y bajando sus costos. Para ello diseñan sistemas de actuación que garantizan esta circunstancia luego de análisis pormenorizados. Un buen ejemplo de esta situación puede ilustrarse a partir del quiebre que significó la producción en serie con el fordismo, considerando los tiempos inmediatamente anteriores; la misma posibilitó sacar al mercado autos en gran escala, haciendo que estos pudiesen ser adquiridos por la población en general a un precio razonable.
Proceso Productivo
El proceso productivo se puede definir como el conjunto de operaciones y fases realizadas sucesivamente y de manera planificada que son necesarias para la obtención de un bien o servicio.
El proceso productivo debe tener en cuenta las características del mercado de manera que pueda ajustarse a la demanda. La razón de que el proceso productivo y la demanda deban estar alineados y en sintonía es evitar las situaciones de crisis que suceden cuando esto no es así. Una demanda excesiva produce carestía o desabastecimiento, mientras que un proceso productivo por encima de las necesidades del mercado genera una crisis de sobre producción.
Fases del proceso productivo
El proceso productivo comienza con la obtención de las materias primas necesarias para poner en marcha la cadena productiva. De esta manera, hay que establecer relaciones comerciales con las empresas que proporcionan estos inputs.
Además, se tendrán que adquirir los equipos necesarios para el procesamiento de las materias primas, intentando siempre que su capacidad sea acorde a las necesidades de la empresa. Habrá que disponer de unas instalaciones adecuadas para poder desarrollar la actividad productiva sin inconvenientes e iniciar un proceso de contratación para encontrar el personal más cualificado conforme a los requisitos de cada puesto de trabajo.
Una vez puesto en marcha el proceso productivo se fijarán los precios a los que se suministrarán los bienes y servicios producidos, los cuales se calcularán aplicando un porcentaje de beneficio sobre el total de los costes generados durante este proceso (salarios, materia prima, etc)
Taylorismo, fordismo y toyotismo
A lo largo de la historia hay tres procesos productivos que cambiaron completamente el paradigma dominante en su tiempo.
El primero de ellos fue el taylorismo, que toma el nombre del empresario Frederick Taylor, que incluía por primera vez la división de las diferentes tareas del proceso productivo.
El siguiente gran cambio llegaría con el fordismo, el cual hace referencia al sistema de producción que el americano Henry Ford implementó en su fábrica de automóviles de Detroit. Esta manera de gestionar el proceso productivo se caracteriza por la alta especialización y reglamentación del puesto de trabajo, buscando un aumento de la productividad mediante una división exhaustiva de la cadena de montaje y un conocimiento detallado de su tarea por parte de los trabajadores.
Finalmente, el toyotismo coincide con la expansión a nivel mundial de los mercados asiáticos, desplazando al fordismo como modelo a seguir tras la crisis del petróleo en los años 70. El punto diferenciador se sitúa en este caso en la flexibilidad del proceso productivo, fomentando el trabajo combinado por encima de la especialización y la individualización.