La probabilidad refiere a la posibilidad de ocurrencia de un fenómeno. Esta circunstancia da cuenta de una medida de posibilidad de ocurrencia de un determinado escenario en función de un número de escenarios totales posibles. Es un concepto propio de la estadística y sirve para el análisis de diversos aspectos de la realidad. Algunas de las disciplinas que se valen con fruición de este tipo de conceptualizaciones son las finanzas o la meteorología. Si bien pueden parecer áreas del conocimiento totalmente distintas y cada una ubicada en las antípodas de la otra, lo cierto es que tienen muchas cosas en común; la más importante de todas es la imposibilidad de tener un enfoque mecanicista para comprenderlas, circunstancia que hace que se necesite continuamente el análisis de probabilidades.
Quizá huelgue un sencillo ejemplo de la forma en que deben entenderse las probabilidades. Supongamos que decidimos ir al casino y jugar en la ruleta francesa. La misma tiene treinta y siete números. Llegados a la misma decidimos apostar en siete números; entonces las probabilidades de que acertemos serán de siete sobre treinta y siete. Para nosotros es imposible conocer con exactitud qué número saldrá, pero sabremos las probabilidades de que nuestra postura salga beneficiada.
Todo aquel fenómeno que sea imposible de analizase desde un punto de vista determinista será analizado desde una visión de probabilidades. Esto significa que en determinados aspectos de la naturaleza será imposible hacer predicciones certeras, hecho que nos inclinará a recurrir a las estadísticas. El caso de la meteorología es una de esas áreas. En efecto, es imposible decir con exactitud qué tipo de tiempo tendremos en un determinado período de tiempo, pero podemos valernos de las probabilidades. Este tipo de enfoque suele ser el más fructífero a la hora de establecer un marco analítico que tenga algún grado de éxito.
En las finanzas, esta apelación a las probabilidades es también una constante. En efecto, la teoría más extendida en lo que refiere a este complejo y apasionante mundo es que los precios de los diversos activos intervinientes tiene un comportamiento aleatorio. En otras palabras, es imposible saber cuál será el precio de una acción o de un bono en el futuro. Los análisis que desconocen este tipo de valoración suelen conducir a pérdidas en el largo plazo. Es por ello que el análisis mejor adaptado a un escenario como el descrito es aquel que se funda en las probabilidades de que los eventos en consideración ocurran.