Una posibilidad es la opción de que pueda ocurrir algo. Hay cosas que sabemos que van a ocurrir, tenemos la certeza de que ciertos fenómenos sucederán en unas determinadas circunstancias. Si dejamos caer un objeto de nuestras manos, caerá al suelo con absoluta seguridad y lo sabemos porque así lo dice la ley de la gravedad y hasta ahora no se ha dado ningún caso que la contradiga. También se tiene la certeza de que ciertas cosas no van a ocurrir ( un animal no se convertirá en un objeto ). Entre lo lo que sí va a suceder y lo que no va a ocurrir, hay una idea intermedia: la posibilidad de que ocurra.
La posibilidad de algo expresa incertidumbre y duda. No sabemos si sucederá o no y por este motivo tenemos la tendencia a valorar las opciones. Se trata de una estimación aproximada, intuitiva. Si queremos saber con precisión cuáles son las posibilidades de un fenómeno, es factible su cálculo y de ello se ocupa una de las ramas de las matemáticas, el cálculo de probabilidades. La idea general es sencilla: dividir el número de casos posibles entre los casos favorables. Así, si calculáramos las posibilidades de ganar un premio de lotería, se dividiría el número de billetes de lotería ( por ejemplo 10.000 ) entre la cantidad de billetes que hemos comprado ( por ejemplo 1 ). En este caso, las posibilidades de ser premiados serían una entre 10000. El estudio de las probabilidades puede ser extramadamente complejo y con variables diversas, pero el concepto es siempre calcular algo, saber matemáticamente cuántas veces se dará la circunstancia que se pretenda medir.
En la medida en que muchas cosas son medibles, es viable calcular sus posibilidades. Y eso es precisamente lo que hacemos en muchas circunstancias. Si hacemos una apuesta deportiva, tiene sentido cuantificar que probabilidad tenemos de ganar o perder. Al consultar las noticias sobre el tiempo, estamos sopesando unas posibilidades, normalmente que llueva o que no.
La ciencia ha avanzado espectacularmente en los últimos siglos. Una de sus pretensiones es predecir con la mayor seguridad posible los acontecimientos futuros. En la mayoría de casos la predicción no es absoluta, sino que tiene una expresión probabilística, un número determinado de posibilidades. Esto puede parecer insuficiente, pero si lo pensamos bien es un gran avance, ya que saber un porcentaje de posibilidades es muy útil para tomar decisiones.