Entre los muchos derechos políticos reconocidos hoy en la actualidad, el plebiscito aparece como uno de los más importantes. Si bien no es tan conocido como otros, por ejemplo el sufragio, pero en realidad es pocas veces puesto en práctica ya que choca con la idea de las acciones presidenciales como resultado sólo de decisiones de la persona que ocupa aquel cargo.
En algunos países, las democracias se transforman en plebiscitarias cuando los dirigentes invitan de manera permanente al pueblo a participar y dar su punto de vista respecto de diferentes temas. Sin embargo, la problemática implica grandes controversias.
Entendiendo el concepto de plebiscito
La etimología del término plebiscito se vincula con el vocablo de origen latino plebiscitum que significa «decreto aceptado por el pueblo». Desde entonces existe la concepción de la participación directa del pueblo en política. El plebiscito es, entonces, una consulta o participación que se le pide a la población respecto de determinado tema.
En la actualidad, a pesar de que la mayor parte del planeta se maneja con sistemas democráticos de algún tipo, la realidad es que pocos países permiten y hacen uso de estas formas de participación popular debido a que la misma implica un acto de apertura de las decisiones políticas al pueblo que elige a sus dirigentes.
Funcionamiento del plebiscito en el ámbito político
También conocido como referendo, el plebiscito es el acto mediante el cual los dirigentes de una región ponen a decisión o consulta popular del pueblo determinados temas. Los plebiscitos pueden ser vinculantes o no vinculantes, lo cual quiere decir que el resultado de la votación puede influir en la decisión o no, respectivamente.
En el caso de no ser vinculante, el plebiscito se toma como un elemento simbólico que sirve a los dirigentes para conocer el posible apoyo o rechazo ante determinadas medidas. Esto contribuye a crear y reafirmar la idea de una democracia donde se abre la participación al pueblo y se permite que se opine sobre aspectos importantes y directamente relacionados con su vida.
El plebiscito en desuso
Uno de las controversias que aparecen en torno al plebiscito es la creencia que su uso permanente y recurrente muestra debilidad de parte de los gobernantes, que son elegidos para ejercer sus cargos sin dudar.
Por el contrario, quienes defienden esta forma de participación popular señalan que es un modo interesante de estar presentes como ciudadanos de una comunidad en la arena política y marcar el camino a los que gobiernan. De cualquier modo, son pocos los países y las democracias que ponen en práctica de manera recurrente el plebiscito y también otras formas similares de consulta popular porque, al mismo tiempo, implica muchas responsabilidades y puede generar altos costos políticos.
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