En su esencia, consultando un diccionario tradicional, la planificación se define como la acción de planificar, es decir, poner en marcha una estrategia o un plan con algún objetivo. Un plan es siempre un esquema teórico en el que se definen elementos diversos (objetivos generales y específicos, metodología a seguir, desarrollo cronológico y evaluación del plan).
Actuar según una planificación es sinónimo de orden y de una actitud sistemática y, por el contrario, no planificar supone un riesgo en la mayoría de los casos (pensemos en alguien que decide hacer un viaje largo sin un mínimo de planificación o un proyecto empresarial sin el diseño de un plan estratégico).
El concepto de planificación presenta múltiples contextos, pero en todos ellos hay un elemento común: la necesidad de anticiparse a unos hechos mediante la elaboración de un proyecto, un plan.
Planificación familiar
Cuando una pareja establece un vínculo afectivo y crea una unión es habitual que proyecte una planificación familiar. Consiste, en pocas palabras, en determinar el número de hijos que quieren tener, lo cual depende de sus deseos como futuros padres y, al mismo tiempo, de sus circunstancias sociolaborales. La planificación familiar es factible porque en la actualidad existen métodos anticonceptivos que permiten tener un control sobre la descendencia.
Planificación estatal
En la organización del estado existen los denominados presupuestos generales del estado, en los que los responsables de la acción política elaboran un plan económico general para el conjunto de los gastos públicos (servicios públicos, gastos en infraestructuras, pensiones, gastos militares, gastos en educación, etc).
Planificación del estudio
Un estudiante necesita poner en marcha una estrategia para cumplir con sus objetivos. Los especialistas en educación consideran que para tener éxito en los estudios es imprescindible desarrollar una correcta planificación. Los principales factores que deben contemplarse son los siguientes: organización del tiempo, una metodología de trabajo y el establecimiento de prioridades.
Planificación deportiva
Un deportista que aspire a conseguir buenos objetivos necesita un plan de actuación. Imaginemos un corredor que quiere bajar de 4 minutos en la milla. Para conseguirlo tiene que planificar sus entrenos teniendo en cuenta una serie de variables: número de kilómetros que debe correr semanalmente, tipo de entreno, control de su salud y un horario de entrenamiento compatible con sus obligaciones. En otras palabras, la planificación de un deportista debe responder a dos interrogantes: qué quiero conseguir y cómo voy a lograrlo.