Caracterizada específicamente como una forma de traición de acuerdo a los códigos de guerra internacionales, la perfidia podría ser descripta como el acto mediante el cual alguien traiciona a su enemigo al simular buscar la tregua y aprovechándose luego de que haya bajado la guardia. Si bien esta es una situación típica de un estado bélico, la realidad es que la perfidia como actitud puede existir también en la vida cotidiana y puede ser un problema ya que significa muchas veces el aprovechamiento de la debilidad o confianza del otro.
El Protocolo de los Convenios de Ginebra penaliza a la perfidia como un crimen de guerra
Desde finales de la Segunda Guerra Mundial se establecieron en el mundo, a partir del trabajo de la Organización de las Naciones Unidas, un gran número de protocolos, reglas y códigos militares que tuvieron como objetivo evitar situaciones de deslealtad o agresión innecesaria. Esto obviamente fue necesario a partir del desastre que la mencionada guerra dejó en las poblaciones de los países participantes.
Entre los delitos que se agregaron en 1949 a los convenios ya existentes de Ginebra aparece por primera vez la perfidia, es decir, el acto mediante el cual uno de los bandos aprovecha la debilidad o la confianza del otro para ejecutar un daño posterior. Un ejemplo de esto es el izamiento de la bandera blanca o de tregua para que el enemigo confíe en la situación y luego se le pueda asestar un daño mayor. Como es sabido, aunque esto esté legislado de manera internacional, no se evita que este tipo de delito se siga cometiendo.
La perfidia puede tomar diferentes formas y por eso ha sido necesario legislar en su contra
No fue hasta mediados del siglo XX que acciones hoy consideradas como formas de perfidia pudieron ser tenidas en cuenta como un delito o un daño a sancionar. Así, el ejemplo mencionado de izar la bandera blanca es una de esas formas, pero también existen otras traiciones como la posibilidad de un militar de hacerse pasar por civil (individuo protegido bajo las legislaciones internacionales) para aprovechar en beneficio propio o de su bando la no agresión, simular el estado de enfermedad o lesión para no ser atacado, etc.
Uno de los delitos más graves que entran dentro del rubro de perfidia es el de pertenecer a uno de los bandos combatientes y simular pertenencia a organizaciones internacionales, ya sea la ONU o la Cruz Roja con tal de generar confianza en el bando contrario para luego beneficiarse de tal situación.