El ser humano tiene el impulso de conocer su pasado. La historia es el conocimiento general a través del cual es posible rastrear lo que ocurrió en otras etapas. Para que esta tarea sea efectiva es necesario recurrir a una disciplina que tiene un carácter auxiliar para la historia, la paleografía.
Etimológicamente, paleografía significa escritura antigua. De esta manera, esta herramienta del saber histórico se ocupa de descifrar los textos de la antigüedad.
La tarea del paleógrafo consiste en conocer todos los aspectos relacionados con el contenido de un escrito que pertenece a un tiempo remoto de la historia de la humanidad. Para ello, es preciso saber el tipo de papel empleado (pergamino, papiro o papel ), el formato del libro (rollo o códice ), así como los signos empleados, las abreviaturas y todos aquellos detalles que pueden proporcionar una información útil. El objetivo principal de la paleografía es determinar si un texto es auténtico o si se trata de una copia o una falsificación. El paleógrafo debe ser un profundo conocedor de la lengua empleada en un escrito y, lógicamente, del alfabeto utilizado. Al mismo tiempo, necesita tener un conocimiento profundo del contexto histórico que enmarca un manuscrito, el posible autor, el archivo donde se encuentra y todo lo concerniente a su elaboración.
Como conocimiento auxiliar de la historia, la paleografía está directamente relacionada con otra disciplina, la diplomática, la cual consiste en determinar el tipo de documento sobre el que se escribe algo, es decir, si el documento pertenece al ámbito civil, militar o religioso y cuál es su función específica. No hay una frontera claramente definida entre paleografía y diplomática, pues ambos saberes tienen nexos en común. Los dos realizan una tarea detectivesca del pasado a través de los escritos y los documentos históricos.
La paleografía como conocimiento académico se inició en Francia en el siglo XVlll, en el periodo conocido como la Ilustración, aunque ya en la antigüedad se intentaba comprender toda la información facilitada por los testimonios más remotos en el tiempo.
Dentro del marco global de la historia, la paleografía se centra en aquello que el hombre ha escrito en el pasado, aunque no hay que olvidar que existen otras disciplinas afines a la historia que también tienen la función de indagar sobre algún aspecto de un tiempo lejano, como la arqueología, la numismática o la heráldica.