La palabra de esta entrada obliga a explicar previamente el significado de otra: oficial. Algo es considerado como oficial si pertenece o tiene un carácter institucional. Esto quiere decir que algo está avalado por una entidad que pertenece al ámbito administrativo de alguna institución del estado.
Oficialismo es un término con un uso en los países americanos de habla española y, en cambio, tiene un sentido distinto en España. Como americanismo, se emplea para designar el conjunto de miembros o fuerzas políticas que dan su respaldo a un gobierno determinado. Por ejemplo, se podría decir que el peronismo es un movimiento oficialista en algunos periodos de la historia reciente de Argentina. En el contexto americano, la palabra tiene un enfoque meramente descriptivo, ya que menciona una realidad, sin ninguna intención positiva o negativa. Por el contrario, en España sí tiene un sentido despectivo. El oficialismo expresa, en el vocabulario propio de España, un exceso de oficialidad. En este sentido, implica que el que actúa desde la oficialidad lo hace para sumarse a la corriente considerada más conveniente, es decir, aquella que el gobierno presenta como válida.
El oficialismo presupone que hay otros criterios posibles. Son valoraciones minoritarias, admitidas en un nivel informal y que tienen un rango de alguna manera inferior.
Aquello que no es oficial puede estar perseguido y con el tiempo convertirse en la corriente reconocida por el Estado. Es lo que sucedió con el Cristianismo en tiempos del imperio romano, que se convirtió en la religión oficial cuando anteriormente había sido perseguida.
En los medios de comunicación aparece con frecuencia el concepto de versión oficial en relación con la valoración que hace el gobierno sobre algún tema. Hay otras versiones, pero el gobierno intenta que la suya prevalezca y la califica como oficial. En ocasiones, al afirmarse que hay una versión oficial, se está diciendo que no es verdadera, sino que el gobierno la presenta como tal aunque en realidad la verdad sea muy distinta.
El ciudadano que pretende estar bien informado sobre el mundo que le rodea tiene que intentar diferenciar los distintos niveles de información, por lo que es útil saber cuándo un dato o información está enmarcado en el oficialismo y cuando se encuentra al margen.