La Física es una disciplina que ha logrado reunir una sustancial cantidad de conocimientos gracias al aporte que desde tiempos muy, muy lejanos vienen realizando los hombres, en tanto, en lo que respecta a la Física contemporánea, sin dudas, hay un hombre que gracias a las investigaciones realizadas y a las conclusiones a las que fue arribando se convirtió en una de las figuras más importantes de nuestro tiempo: Niels Bohr es su nombre y cuestiones como la bomba atómica, la energía nuclear, la estructura del átomo y la mecánica cuántica llevan su firma.
Niels Henrik David Böhr, tal es su nombre completo, nació en Copenhague, Dinamarca, el 7 de Octubre del año 1885, en el seno de una familia judía adinerada que le permitió disfrutar de una vida económica holgada y acceder a una educación formal conforme a sus intereses.
Tras doctorarse en Física en la Universidad de Copenhague, Böhr, completó sus estudios en el Cavendish Laboratory de la Universidad de Cambridge, primero, y luego en la Universidad de Manchester, teniendo como maestro al físico neozelandés Ernest Rutherford, con quien establecería una estrecha relación, casi de amigos, y que por supuesto Böhr aprovecharía como nadie para ampliar sus conocimientos respecto de la radiactividad y los modelos del átomo.
Rutherford había desarrollado una teoría del átomo que en el plano especulativo era absolutamente válida y aceptable, aunque, dentro de las leyes que proponía la física no podía sostenerse; y ahí entró en escena la enorme brillantez que Böhr disponía proponiendo a su colega y amigo que en realidad los movimientos que se daban dentro del átomo estaban gobernados por leyes ajenas por completo a la Física tradicional, algo bastante sencillo, pero que Rutherford no lograba desentrañar.
Con este enorme aporte bajo sus brazos, en el año 1913, Böhr, adquiriría fama mundial al describir la particular estructura del átomo.
Tras tres años fuera de su patria, en 1916, Börh, regresa a Copenhague como una notable figura, de inmediato, será fichado para ejercer como profesor en la Universidad de Conpenhague y tiempo después, una vez conseguidas las subvenciones del estado concretó su sueño y fundó el Instituto Nórdico de Física Teórica, más tarde denominado Instituto Niels Böhr, en su honor, cuya dirección asumió hasta el día de su fallecimiento, el 18 de Noviembre de 1962.
Y como era de esperar, pronto, este instituto se erigió como uno de los más prolíficos de Europa a la hora de las investigaciones en el campo de la Física.
Como consecuencia de sus notables aportaciones, en el año 1922, fue distinguido con el Premio Nobel de Física.
Durante la década del treinta pasó varios meses en Estados Unidos trabajando codo a codo con J. A. Wheeler, en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Nueva Jersey; y lograron importantes novedades en lo que respecta a la fisión nuclear: el plutonio era fisionable al igual que el uranio.
En el año 1943, con la segunda guerra mundial en marcha y la presión del nazismo sobre sus espaldas por su origen judío, Böhr, se escapó a Suecia primero, y luego se asentó en Estados Unidos.
Cuando estuvo a salvo comenzó a trabajar incansablemente en el desarrollo de armas atómicas a través del proyecto Manhattan, a razón de la equivocada creencia que la bomba atómica alemana era algo inminente.
Obviamente el resultado del mencionado proyecto fue el logro de la primera bomba atómica.
Una vez finalizada la guerra, Böhr, regresó a su país y a las actividades al frente del Instituto Nórdico de Física Teórica, aunque había habido un cambio en él, consciente de las devastadoras consecuencias de las armas nucleares trabajó incansablemente en el convencimiento a sus colegas respecto del uso a consciencia de la Física Nuclear y con estrictos fines benéficos.
Algunas de sus obras más importantes en las cuales expuso todos sus conocimientos son: Teoría de los espectros y constitución atómica, Teoría atómica y descripción de la naturaleza, Física atómica y conocimiento humano, El mecanismo de la fisión nuclear y Luz y vida.