Nicolae Ceausescu fue el dirigente político más notable que gobernó Rumania durante la segunda mitad del siglo pasado.
Pero la trascendencia de Ceausescu, con el tiempo, no ha sido de ningún modo digna de admiración ya que en lo que se considera como la segunda década de su gobierno impondría un régimen de terror, híper nacionalista y personalista que lo alejaría del mundo y por supuesto también de sus gobernados.
Las atrocidades de Ceausescu tendrían un punto final en diciembre del año 1989 cuando varios conflictos terminan abruptamente con su gobierno.
Aunque Ceausescu escapó, al tiempo, fue hallado y sometido a un juicio, que lo hallaría a él y a su mujer, responsables del genocidio acaecido en el país y los condenarían a muerte a ambos.
Ceausescu nació en Rumania el 26 de enero del año 1918, en el seno de una familia de campesinos.
A la temprana edad de once años ya trabajaba como empleado de una fábrica de Bucarest y tres años después se uniría a las filas del por entonces ilegítimo Partido Comunista Rumano.
Su participación en diversas huelgas hicieron que pasase por la cárcel de manera recurrente, incluso, hasta debió pasar a la clandestinidad cuando fue considerado por las autoridades vigentes como un peligroso personaje.
En una de sus estadías en prisión conocería a Elena Petrescu, quien se convertiría con el tiempo en su esposa pero también en su gran aliada política.
Para finales de la década del cuarenta, con el comunismo en el poder, Ceausescu, cobró protagonismo y desempeñaría diversos cargos: ministro de agricultura, mayor general, viceministro de las fuerzas armadas, entre otros.
La muerte de su antecesor en el poder, Gheorghiu-Dej, le abrió el paso para el gobierno y también en la dirigencia del Partido Comunista Rumano, erigiéndose en líder absoluto de ambos ámbitos.
Su férrea posición a favor a la dependencia de la Unión Soviética le granjeó una importante fama y apoyo entre sus compatriotas.
En el año 1974 asume como presidente de la República de Rumania y ahí si intensificará la mano dura con respecto a quienes pensaban distinto y a los medios de comunicación que se atrevían a desafiar su autoridad y decisiones.
El modelo económico netamente exportador que impulsó para desembarazarse de la deuda externa, con el transcurrir de los años, provocaría la miseria de buena parte de la población que terminó por pedir su renuncia.
A esto obviamente se le sumaban las duras y violentas acciones contra quienes pensaban lo opuesto, por ejemplo, la orden que dio en el año 1989 de disparar contra la multitud que lo abucheaba durante un discurso.
Esto supuso el principio del fin, porque las fuerzas armadas le dieron la espalda y Ceausescu dejó el poder y por caso fue juzgado y condenado a muerte el 25 de diciembre del año 1989.
Tenía 71 años.
Junto a Elena tuvo tres hijos.