Es aquella que se utiliza para designar a una actitud, una forma de comportarse en diferentes situaciones de la vida. Del mismo modo que los mecanismos de defensa, la negación es una actitud que puede ser trabajada desde la psicología porque en muchos casos quiere decir que la persona no desea o no puede aceptar eventos de su pasado o presente (o incluso del futuro) y que por lo tanto es incapaz de actuar de manera racional, sana o sensata.
Entendiendo algo que es muy común en nuestra vida cotidiana
Comprende una actitud que implica negar o no querer reconocer determinados eventos, realidades, una coyuntura específica, ciertas situaciones o ideas. Así, muchas veces el cerebro o la emocionalidad hacen que la persona o haga que no pasó nada de aquello que le genera dolor, sufrimiento o angustia o directamente no pueda hablar del tema ni hacerse cargo de las sensaciones que el mismo le genera. Este tipo de actitud es muy común ante situaciones traumáticas como lo puede ser por ejemplo una violación. Usualmente, las personas que han sufrido un abuso caen en la cuenta de tal cosa pasado el tiempo, charlándolo con otras personas o como una reflexión personal.
Esta actitud del humano frente al sufrimiento o el dolor es mucho más común de lo que creemos y lo más probable es que todos nosotros podamos ser negadores con diferentes acciones o situaciones. Otra forma común de manifestación, es aquella que hace que ante la denuncia hacia un ser querido por haber cometido determinado delito no podamos ni queramos ver en esa persona el hecho en sí y neguemos el reclamo de quienes puedan pedir justicia.
Por qué no es sana y debe ser trabajada
Una vez que se ha entendido la negación, debemos saber que la misma es común pero que no es sana. Si bien no hay formas exactas ni únicas de trabajarla, la misma debe ser tratada con profesionales responsables porque ese es el único camino para vivir una vida libre de sufrimiento o de angustia. Reconocer qué es lo que nos limita y nos detiene, lo que nos duele y lo que no podemos aceptar es un trabajo arduo pero ciertamente liberador.
Está tan presente en las sociedades actuales que muchas veces las cosas que nos hacen doler son tapadas con diferentes estímulos (como por ejemplo el consumo de sustancias de diferente tipo) para no tener que hacer frente a aquello que más nos cuesta o nos duele. Todo esto puede sumar a algo que se vuelve enfermizo o puede ser peligroso.