Biografía de Narges Mohammadi

Nació en la provincia de Zanjan, en Irán.

Estudió la carrera de Física en la Universidad Internacional Imam Jomeini y se graduó como ingeniera. Durante esta etapa inició su militancia a favor de los derechos de la mujer, tan avasallados en su patria. Escribió muchos artículos presentando y denunciando el tema, en el periódico de la facultad.

Fue detenida a causa de su participación en reuniones de estudiantes que abordaron temáticas como los derechos y la libertad de los ciudadanos.

Se desempeñó como periodista en varios medios gráficos y publicó un libro de ensayos políticos que se tituló: Las reformas, la estrategia y las tácticas.

Fue arrestada por criticar al gobierno de Irán y enviada a prisión durante un año.

Se casó con su colega y compañero de militancia Taghi Rahmani. En 2012, y luego de haber pasado 14 años en la cárcel, su esposo y sus hijos se asentaron en Francia, sin embargo, ella decidió permanecer en su país para continuar con su lucha. La pareja tuvo gemelos que se llaman Ali y Kiana.

Se sumó a la organización DHRC que lidera la Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi, una abogada iraní que milita desde hace muchos años a favor de los derechos humanos y la democracia. Fue la primera mujer iraní que recibió el mencionado galardón.

Volvió a ser detenida por integrar el DHRC. Pagó una fianza y recobró la libertad. Sin embargo, pocos días después volvió a ser arrestada y enviada a la prisión de Evin, un lugar emblemático de detención, en la capital Teherán, donde se alojan a los prisioneros políticos desde el año 1972.

Durante el transcurso de su detención sufrió severas complicaciones de salud. Se le diagnosticó una enfermedad muy similar a la epilepsia que le produce recurrentes pérdidas de control de sus músculos. Recién y luego de un largo tiempo se le habilitó la atención sanitaria en un hospital.

Recibió un nuevo procesamiento de la justicia iraní que la halló culpable de actuar en contra de la seguridad nacional, de pertenecer a una organización ilegal y de realizar propaganda contra el gobierno. Fue condenada a cumplir 11 años de prisión efectiva.

Si bien al año la sentencia fue confirmada por un tribunal de apelaciones, se la redujeron a seis años.

Inmediatamente se hicieron sentir las voces de los organismos de derechos humanos internacionales y de muchos gobiernos que cuestionaron esta práctica sistemática por parte de las autoridades iraníes que consiste en arrestar a sus opositores políticos para acallarlos.

Amnistía Internacional, por ejemplo, solicitó su inmediata liberación y la ubicó en la categoría de presa de conciencia, tal como se denomina a quienes son apresados por manifestar sus posturas políticas.

Por otro lado, varios políticos y funcionarios estadounidenses y europeos reclamaron por su liberación.

Fue liberada.

Volvió a ser detenida por recibir nuevas acusaciones de parte del gobierno.

Fue una de las principales figuras que se manifestó por la muerte de la joven Mahsa Amini en 2022. Desde la cárcel lideró varias protestas contra la injusta muerte de Amini, de 22 años, a manos de la llamada “policía de la moral”.

En septiembre de 2022, Mahsa, una joven kurda, oriunda de la ciudad iraní de Saqqez estaba de viaje en Teherán con su familia cuando fue detenida por la mencionada autoridad policial a causa de llevar mal colocado el velo, y, por ende, contravenir la ley de vestimenta que enuncia el Código Penal desde el año 1983. Rápidamente, fue arrestada y llevada a un centro de detención, donde sufrió un desmayo y terminó siendo hospitalizada. A los pocos días falleció.

El injusto deceso de la joven como consecuencia del hilarante y autoritario régimen iraní indignó al país e impulsó una revolución que se alzó con el lema “Mujer, vida y libertad”.

Pero no solamente el cuestionamiento apuntó a esta injusta y horrible muerte, sino que también alcanzó reclamos contra la corrupción gubernamental, la opresión del género femenino y la brutalidad con la cual la policía ejerce su labor.

Se editó el libro Tortura blanca en el cual se presentan los testimonios de 14 mujeres, entre las que se incluyó la suya, que relatan la tremenda experiencia de ser una detenida política en Irán.

Le otorgaron el Premio Nobel de la Paz. El Comité del Nobel decidió entregarle la famosa y codiciada distinción por su contribución a favor de la lucha contra el maltrato femenino y la promoción de la democracia, los derechos humanos y la libertad Irán.

Cabe destacarse que cuando la nombraron Nobel de la Paz estaba detenida, y entonces, sus hijos, leyeron una carta en su nombre cuando retiraron el premio en el Ayuntamiento de Oslo. En dicha misiva reafirmó su lucha inclaudicable contra el terrorismo que ejerce la dictadura iraní y aseguró que el pueblo terminará venciendo dicho autoritarismo. También aseguró que el gobierno ya no puede sostener su legitimidad ni goza de apoyo popular.

Por otro lado, le dedicó una dura crítica al mundo occidental que, según sus palabras, sigue mirando hacia otro lado mientras en Irán se suceden las tropelías contra los DDHH, se limita la participación política y se suman los arrestos y ataques contra sus opositores.

A modo de protesta, y con la clara intención de transmitir un mensaje contra el accionar del gobierno de Irán, en la ceremonia, se colocaron una silla vacía y su retrato.

Su familia confirmó una nueva condena a la cual se le sumaron: dos años de exilio de Teherán, la prohibición de viajar, de participar en grupos políticos y sociales y usar teléfonos inteligentes. La acusación formal sostiene que sus actos incitan y alientan sistemáticamente opiniones negativas contra el gobierno, con el único objetivo de cosechar caos y afectar la armonía.

A las prohibiciones, con esta nueva sentencia, se le añadieron 12 años y tres meses de prisión y la recepción de 154 latigazos.