Narciso Mendoza es reconocido hoy día como uno de los más valiosos héroes que dejó la Independencia Mexicana. Lo curioso de su caso es que cuando su nombre se convirtió en genio y figura, Mendoza, no era un adulto o ya un joven hecho y derecho sino que tan solo contaba con 12 años cuando las circunstancias bélicas, casi de manera obligada, lo convirtieron en héroe…
La Independencia de México fue un proceso político y también social que tuvo como objetivo ponerle punto y aparte al yugo y opresión que el pueblo mexicano recibía por parte de España cuando aún era una colonia de esta última.
No distó, ni en sus objetivos ni en la forma, que fueron principalmente las armas, de otros procesos que también se dieron por la misma época, comienzos del siglo XIX, en América Central y América del Sur. Y obviamente también como el resto de los procesos independentistas estuvo movilizado por la irrupción de las nuevas ideas que trajeron aparejado el movimiento de la Ilustración y la Revolución Francesa.
En ese marco es que la figura de Narciso Mendoza creció y se convirtió en un héroe. Obviamente que Mendoza estaba del lado insurgente, revolucionario, del que buscaba a toda costa y a todo pulmón liberarse del dominio español.
El sacerdote y patriota José María Morelos fue de alguna manera el responsable de la popularidad de Narciso ya que éste último lo integró el batallón infantil que Morelos creó oportunamente cuando la ciudad de Cuautla fue ocupada por el bando insurgente.
A estos niños militares se los denominó Los Emulantes y el hijo del propio Morelos, Juan Nepomuceno Almonte fue el encargado de dirigirlos.
Justamente Narciso Mendoza era oriundo de Cuautla con lo cual la necesidad de defender su tierra natal de la dominación española era aún más imperiosa.
En el famoso sitio de Cuautla en el que el grupo realista toma la ciudad y encima quema el poblado, Narciso, al ver semejante acto en contra de su tierra decide sin pensar tomar uno de los cañones y dispararles a mansalva. Los realista huyeron inmediatamente y el bando insurgente recuperó la ciudad. A partir de este hecho se lo apodó el niño artillero.
Luego de este acto heroico continuó vinculado al ejército mexicano consiguiendo llegar a teniente coronel del mismo.
En tiempos del segundo Imperio se alió al bando de Nepomuceno Almonte y esto le valió el destierro.
Falleció en Cuautla en el año 1888.