Conocida como una de las más antiguas formas de arte plástico, el mosaico puede ser encontrado en un gran número de lugares o sitios históricos donde se conserva casi a la perfección. A diferencia de otras técnicas como el fresco, el mosaico permite debido a los materiales que utiliza que las obras perduren por siglos sin grandes avances del deterioro.
El extraño origen de la palabra.
Si bien hoy en día el término mosaico es común en nuestro idioma (y uno suele asociarlo a los mosaicos o azulejos que encontramos en diferentes habitaciones de una vivienda como la cocina o el baño), el origen de la palabra es muy interesante y tal vez resulte impensado.
El término original pertenece al griego,idioma en el cual observamos la palabra mouseion. Esta palabra podría ser traducida como ‘musa’ o ‘relativo a las musas’ y esto nos demuestra que está forma de arte comenzó siendo imaginada como el producto de la influencia de las musas en la tarea artística. Del mismo término provienen ideas como ‘museo’.
Las principales características del mosaico.
Este estilo artístico es muy fácil de reconocer e identificar ya que supone la utilización de pequeños pedazos de piedra, cerámica o vidrio con forma cuadrada y de colores que se van combinando en una superficie dada para lograr una imagen total. Este material es Unido a la superficie a través de materiales como el yeso o algún otro tipo de pegamento.
El mosaico (es decir, la imagen total) puede variar en tamaño y aunque hoy en día es común encontrarla en muy distintas superficies, en la Antigüedad y en la Edad Media fue especialmente común practicar esta técnica sobre paredes y muros con el objetivo de decorarlos.
Una muestra de poder y riqueza.
Como podrás imaginar, la realización de un mosaico era un proceso que llevaba mucho tiempo y que necesitaba planificación y diseño. Esto es así debido a que las superficies en las que solía realizarse eran muy amplias y terminar una obra podía requerir años.
Por otro lado, las imágenes solían utilizarse para retratar la vida o las proezas de grandes personajes, tales como reyes o emperadores. Como este tipo de material permanecía por mucho tiempo, el mensaje llegaba a muchas personas.
Un caso representativo de este tipo de arte es el de los mosaicos del Imperio Bizantino realizados por los emperadores en la Edad Media. Ellos muestran una riqueza, belleza y un poderío muy imponentes.
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