Si bien en los papeles aún ocupa el rol de príncipe heredero de Arabia Saudita, siendo su padre Salmán bin Abdulaziz el monarca en ejercicio, en la práctica se le adjudica la gestión y toma de decisiones en el reino.
La prensa internacional y sus colegas lo consideran la personalidad política más influyente del mundo árabe y del Islam, que por su juventud y talento político tiene en sus manos el futuro y rumbo de estos dos gigantes, pero también porque su llegada a las decisiones han promovido una serie de inéditas reformas en lo social, económico, y religioso, que le granjearon fama mundial, amigos y enemigos dentro y fuera de «casa»…
En dicha supremacía que ejerce en el ejercicio diario del reino no solamente ha influido su impronta ambiciosa de poder sino también la presunta enfermedad de Alzheimer que padece el rey que lo ha incapacitado para desempeñarse como tal.
Los analistas internacionales destacan su ingenio a la hora de deshacerse de cualquier escollo que pudiese significar una traba para hacerse del poder, como por ejemplo cuando se ocupó de desactivar a su tío Muhammad bin Naif bin Abdulaziz Al Saud como sucesor de su padre, en el año 2017, asumiendo él dicho puesto
Nació en el año 1985, en Yeda, la segunda ciudad más relevante del país, y es hijo del monarca Salmán bin Abdulaziz con su tercera mujer.
Además de su cargo se desempeña como asistente del Primer Ministro, Ministro de Defensa, presidente del Consejo de economía y desarrollo, y Jefe de la corte de la Casa Real.
Se graduó en la carrera de derecho en la universidad del Rey Saúd.
Tras asumir como ministro de defensa decidió intervenir militarmente al vecino país Yemén, en guerra civil desde 2015, contra la facción rebelde Houthi que recibe el apoyo de su gran enemigo Irán, contra quien en definitivas es la pelea por el liderazgo árabe
La mencionada incursión ha sido una de las causas que más lo enfrentó con Jamal Khashoggi, el periodista árabe del Washinton Post presuntamente asesinado y masacrado en el consulado árabe de Estambul, y la que más lo acercan a ser uno de los sospechosos de mandar a ejecutar el plan macabro de su asesinato.
Las pruebas que los investigadores turcos dicen tener aseguran que esos 15 saudíes que ingresaron al país, a la par de la desaparición del periodista, están íntimamente asociados al príncipe y a los servicios secretos árabes.
A varios de ellos se los sindica como agentes pertenecientes a su equipo de seguridad personal y a uno de ellos se lo ha visto en reiterados viajes acompañándolo.
El príncipe heredero no solo se enfrentó a los cuestionamientos del periodista asesinado sino que sus reformas han causado enorme malestar dentro de su propia familia real, de los religiosos saudíes, y entre los peligrosos yihadistas de Estado Islámico, Al Qaeda, Hamas, Hezbollah, y los rebeldes de Yemen
Como contracara se ha mostrado muy permeable a los acercamientos con las potencias europeas y con su histórico aliado Estados Unidos.
Por otra parte, ha marcado un cambio de rumbo en las formas de comunicación ya que gusta de presentarse y hablar en entrevistas de televisión en donde se muestra como un típico político occidental en campaña: distendido y amable, infundado en jeans, y muy lejos de los clásicos jeques árabes huraños.
Si bien no tiene ningún plan de abandonar la monarquía en la que tan cómodo se siente sí considera necesario la apertura de determinadas cuestiones vedadas hasta la irrupción de su espíritu reformador: instalación de cine, celebración de espectáculos, más seguridad y tolerancia en general, y el permiso de manejar a las mujeres, entre otras
Ahora bien, a ese afán rupturista y reformador hay quien le contrapone un perfil sádico y cruel, quizás el que dejó salir para contrarrestar al periodista saudí Jamal Khashoggi… ¿?
Está casado con una prima con quien ha tenido cuatro hijos.