Biografía de Michel Foucault

Oriundo de la ciudad de Poitiers, Francia, donde nació en dicha fecha. Su nombre completo fue Paul-Michel Foucault.

Perteneció a una familia dedicada a la medicina: su bisabuelo, su abuelo y su padre fueron médicos, sin embargo, él decidió saltarse el mandato familiar y optó por la filosofía. El ambiente intelectual en su casa animó su inquietud por el pensamiento y el estudio.

Estudió en la prestigiosa institución École Normale Supérieure de París. Durante su etapa de estudiante recibió asistencia psiquiátrica que lo ayudó a recuperar su estabilidad emocional. Se acercó a la psicología, disciplina que también estudió. Además de graduarse como filósofo lo hizo como psicólogo.

Fue profesor del École y de otras universidades, entre ellas Clermont-Ferrand y Lille. Allí conoció a quien sería su pareja por dos décadas: el filósofo Daniel Defert.

Se doctoró en filosofía y comenzó su carrera de autor.

Editó Historia de la locura en la época clásica, obra en la cual expone el tema de la insania y la consecuente exclusión que padecen quienes la sufren.

Publicó Las palabras y las cosas, que fue la primera obra que le reportó popularidad y reconocimiento. Reflexionó sobre los períodos de la historia, siempre sujetos a cambios y evoluciones.

Estalló el mayo francés, que consistió en una serie de rebeliones estudiantiles y sindicales sucedidas en el mes de mayo. Estuvo muy atravesado por estos sucesos. Las protestas expresaron su contrariedad contra la sociedad de consumo, el imperialismo, el capitalismo y el autoritarismo.

Se desempeñó como principal en el departamento de filosofía de la universidad experimental Paris VIII y desarrolló un intenso activismo político.

Fue elegido miembro del Colegio de Francia. Recorrió el mundo impartiendo clases y brindando conferencias.

Tuvo una mirada rupturista sobre él. Consideró que el poder no puede ubicarse en una institución, por tanto, desterró la propuesta marxista de tomar el poder. Lo concibió como una relación de fuerzas y no como algo que el individuo le cede a su soberano. Pensó y enunció que el poder está presente en todas las áreas de la vida y que las personas están atravesadas por relaciones de poder.

Desarrolló un concepto novedoso: biopolítica, a través del cual estudió y describió espacios sociales que albergaban historias complejas: cárceles, residencias de ancianos y manicomios. La principal función que le asignó a esta asignatura fue la autorregulación y autocontrol de las personas. Luego continuó avanzando y se focalizó en el análisis de la relación entre el poder y el saber. Postuló que el saber es lo que un grupo de individuos comparte y determina como verdadero. En tanto, el poder disciplinario controlará y dominará la voluntad y el pensamiento, surgiendo así el proceso de normalización que es el que define qué es verdadero, qué es falso, normal o anormal, etc. El poder controla a las personas y las obliga a cumplir el rol social que se les asignó. El lenguaje es crucial en la concreción positiva de dicho proceso.

Publicó su obra La arqueología del saber. Abordó la función y el poder de las oraciones como unidades discursivas.

Vigilar y castigar es el libro en el cual profundizó sobre la vida en las cárceles y el maltrato que sufren los marginados.

Es el creador del concepto de panóptico y del sistema denominado así, y que consiste en inducir al preso a un estado consciente de constante vigilancia que garantiza el funcionamiento del poder, más allá que se esté ejerciendo o no pero el preso no lo puede saber. También refirió que este formato se extendió a otros espacios sociales como la escuela y los hospitales.

Microfísica del poder ofreció un análisis pormenorizado de la perpetuación del sistema capitalista.

Publicó la colección Historia de la sexualidad, en la cual abordó las diversas sexualidades, y por caso, se lo considera uno de los precursores en pensar dichos temas, hoy tan actuales, pero que en aquellos tiempos era ciertamente una osadía hacerlo.

Falleció en la ciudad de París, a causa del virus del HIV, cuando todavía no existían los medicamentos, ni los avances médicos de la actualidad para frenar la afección. Tenía 58 años.

En la última etapa de su vida fue muy criticado por sus cambios de opiniones, algo que defendió por considerarlo parte del desarrollo natural de la persona que va adquiriendo experiencia y conocimiento, y por ende tiende a cambiar.

Antes de fallecer destruyó gran parte de sus trabajos y prohibió la publicación de aquellos que lo sobrevivieron.