Así como un enorme número de ficciones televisivas, cinematográficas y escritas nos han dejado decenas de villanas y de villanos inolvidables, la historia de la humanidad, escrita por hombres y mujeres, cual ficción, también nos ha dejado infinidad de villanos y villanas, algunos más nefastos y peligrosos que otros pero integrantes de ese grupo sumamente hostil y antipático a la sociedad al fin.
En tanto, María Antonieta, Reina de Francia entre los años 1774 y 1791, mientras duró el gobierno de su esposo Luis XVI, más conocido como el Delfín, justamente encarnó fielmente el estereotipo de villana para buena parte de sus conciudadanos.
Frívola, caprichosa, infantil, amante de los lujos y de las cosas caras, intrigante y despilfarradora, son algunas de las señas más salientes de una mujer que pasaría a la historia de Francia y del mundo por haber ejercido una notable influencia sobre las decisiones políticas de su marido, el Rey de Francia y que serían las que precipitarían la Revolución Francesa y el descrédito en el que caería la monarquía francesa. El principal pecado de María Antonieta fue ignorar la miseria de su pueblo que le pedía a gritos la atendiese…
María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena o María Antonieta de Austria, nació en Viena un 2 de Noviembre del año 1755 producto de la unión de los emperadores de Austria Francisco I y María Teresa. La mayoría de las historias al respecto de María Antonieta coinciden en señalar el embelesamiento que su figura producía en los otros y del cual resultaban caer inmediatamente en su favor. Sus padres, sus maestros, su esposo, prácticamente no hubo nadie de su alrededor que pudiese decirle que no a esta mujer muy bella, que nació entre el lujo y la suntuosidad y así quiso vivir hasta el último día de su vida aunque eso le acarrease el peor de los finales que una reina pudiese tener: la guillotina.
Cuando tenía tan solo 12 años su familia se enteró que su hija sería la futura reina de Francia y entonces a partir de ese momento empezaron a prepararla tanto físicamente como en lo que respecta al idioma y la cultura, sin embargo, María Antonieta era una joven difícil, ingeniosa y despierta sí pero sumamente caprichosa a la hora de aceptar las indicaciones de los otros.
Y a los 14 años de edad llegaría el gran momento para María Antonieta y su familia, el casamiento con el duque de Berry, por ese entonces Delfín y futuro rey Luis XVI. Aunque, había un detalle que acompañaría y sería vital en el desarrollo de su matrimonio, María Antonieta no amaba a su esposo ni lo amaría jamás.
Trató de obrar bien y agradar como reina pero jamás lo logró, probablemente su inexperiencia, su juventud o su personalidad caprichosa, vaya uno a saber, pero lo cierto es que María Antonieta se destacó por una frivolidad extrema.
Hacia 1785, cuando su lista de amantes era realmente interminable y el derroche, la burla y el despilfarro sus comportamientos recurrentes, la gota que rebasó el vaso de la opinión pública fue la intriga que se tejió alrededor del célebre collar realizado por los mejores orfebres de Paris para Madame Du Barry, la favorita del Rey Luis XV y que culminó con María Antonieta y varias personas de su entorno acusadas.
Tras el incidente, el gobierno de su esposo iría en serio y rápido declive; aunque la familia real en pleno intentó huir, fueron detenidos y apresados y ambos ejecutados por traición a la patria. Si bien siempre se había destacado su frivolidad por sobre todas las cosas, muchos detractores, incluso, reconocieron, a último momento, en María Antonieta, el valor que demostró al final del camino acompañando a pesar de todo a su esposo.
El 21 de Enero de 1793, a los 37 años, sería asesinada públicamente.