La historia con sus resultados positivos al lado no nos deja mentir y entonces resulta una realidad insoslayable que buena parte de los artistas que históricamente se volcaron hacia el costumbrismo, tal como se denomina a la tendencia que propone que una obra sea una fiel exposición de los usos y de las costumbres de la sociedad a la cual se pertenece, lograron trascender incluso a su tiempo…Muchos de los artistas que hicieron un culto del costumbrismo pasaron a la posteridad y sin dudas, entre ese nutridísimo grupo, uno de los que más resalta es el peruano Manuel Ascencio Segura, dramaturgo, poeta y novelista que supo dejar su impronta en el Perú de su tiempo (siglo XIX) pero que también dejó una huella imborrable en sus seguidores que continuaron la historia…Manuel Ascencio Segura está considerado como el creador del teatro peruano y a continuación repasaremos su destacada incursión…
Manuel Ascencio Segura y Cordero nació el 23 de Junio de 1805 en la ciudad de Lima. Su padre, Juan Segura, teniente del ejército español, fue la principal causa por la cual Manuel ingresó al ejército de su país e incluso llegó a combatir con su padre en la batalla de Ayacucho, la última de la guerra de la independencia (1824).
En los años posteriores y hasta el año 1842, en el cual decidió retirarse definitivamente del ejército, siendo Teniente Coronel de la Guardia Nacional, Ascencio, combinó las tareas militares y políticas con su pasión por la literatura.
Paradójicamente, muchas de sus obras, La Pepa, El Sargento Canuto, entre otras, propinaban una dura y sarcástica crítica a la prepotencia militar y otras tantas a la sociedad en la cual vivía (La Espía, El Resignado, Nadie me la pega, Un juguete, Las Tres Viudas, entre otras).
Hacia la década del cuarenta del siglo XIX, Segura era el señor teatro en Perú, ya que se trataba del único que regularmente estrenaba piezas teatrales de su autoría. Ña Catita, una obra que constaba de tres actos y que versaba sobre una celestina criolla fue su obra más aplaudida.
Pero la pluma de Ascencio no solo se hizo notar en el teatro peruano sino que también destacó en la prensa escrita, en medios como: El Comercio y La Bolsa, donde sus escritos, dueños de un lenguaje corriente y familiar, atrapaban fácilmente al lector.
Quienes quieran obtener un retrato de la sociedad peruana del siglo XIX no tienen más que leer los artículos y las obras costumbristas de este autor que supo escribir con ingenio y agudeza el estado de cosas que caracterizó a su tiempo: las intrigas políticas, las trampas y juegos para acceder a cargos públicos y los matrimonios arreglados.