La lógica es una disciplina consistente en el estudio de los procedimientos formales de la razón. Esto significa que la misma se abocará a intentar conocer qué tipo de estos procedimientos son los correctos a la hora de razonar. Su existencia se remonta a la antigüedad, en el seno del nacimiento de la filosofía. En la actualidad es especialmente útil a la hora de realizar aportes a la ciencia mediante el establecimiento de parámetros correctos e incorrectos para teorizar y para procesar la información que se suscita de la experimentación.
Como se ha sugerido, la lógica tiene una larga trayectoria entre nosotros. Sus comienzos se remontan a la Grecia clásica, cuna de la filosofía y de nuestra civilización occidental. Allí Aristóteles desarrollo un recuento de procedimientos formales denominado “Organón”. Esta obra fue una de las primeras exposiciones en la materia y sus principios permanecieron a lo largo de la historia. Así, a Aristóteles le debemos la formalización de los denominados silogismos.
Este tipo de lógica se sustenta en una serie de criterios que deben respetarse. Uno de estos criterios es el principio de no contradicción, que establece que es imposible la veracidad a la vez de dos enunciados contradictorios. El segundo de estos criterios establece que existe identidad de un enunciado con respecto a sí mismo. Finalmente, el tercero afirma que entre dos enunciados contrarios, uno de los mismos debe considerarse verdadero; esto es así por la imposibilidad de que exista una tercera variante.
Las lógicas que se sostienen en estos criterios o principios se denominan lógicas clásicas. Por otra parte, las que se mantienen al margen de los mismos se conocen como no clásicas. Según el contexto, unas pueden ser más útiles que otras.
Existe en los mejores manuales de lógica un apartado destinado a reconocer procedimientos impropios desde el punto de vista lógico. Son las denominadas falacias, formas incorrectas de razonamiento que generan confusiones y son consecuencia de una falta de rigor analítico. La principal virtud de hacer un reconocimiento de estos vicios es el hecho de que son extremadamente utilizadas en la cotidianidad, en los medios de comunicación, en discursos políticos, etc. Estas formas impropias de razonar se dividen en falacias formales y falacias informales.
En la actualidad, el estudio de la lógica sigue teniendo una enorme vigencia por sus implicancias en el campo de las ciencias tanto formales como experimentales. Continuamente surgen nuevos aportes que intentan abrir caminos para nuevas formas de pensar.