Fue uno de los líderes militares que participó del golpe de estado de 1976 en Argentina y que fue juzgado y sentenciado por la comisión de crímenes de lesa humanidad durante el proceso militar que instaló junto a otros colegas.
Detentó el cargo de presidente de la nación entre 1981 y 1982.
Es especialmente recordado y repudiado por haber decidido como mandatario y comandante en jefe del ejército la recuperación de la soberanía sobre las Islas Malvinas, en dominio británico, acción que terminó en guerra y derrota desastrosa para la Argentina que peleó en inferioridad de condiciones, en todo aspecto, frente a un país que tradicionalmente se destacó como una potencia naval y eximia guerrera
Lo que más se le reprochó a este general fue haber librado una guerra por capricho sin reparar siquiera que la Argentina no tenía los recursos suficientes ni preparación alguna.
No solamente carecía de material bélico sólido, potente, y en buen estado, sino que mandó al frente a pelear a un grupo de soldados inexpertos, muchos de ellos muy jóvenes, de tan solo 18 años, que no sabían lo que era un cuartel militar y menos una guerra, y que como colmo no contaban con los elementos básicos, como una vestimenta acorde que les permitiese soportar el clima hostil que se desarrollaba en la zona de guerra
El conflicto bélico que se extendió entre abril y junio de 1982 culminó con una estrepitosa derrota argentina y a los pocos meses renunció como presidente ante el frente interno que se abrió en su contra tras el fracaso militar.
Si bien en el recordado juicio a las juntas que se llevó a cabo en 1985 contra los jerarcas de la dictadura fue absuelto, años más tarde, fue condenado por su rol en la guerra de Malvinas y por crímenes de lesa humanidad
Era oriundo de la localidad bonaerense de Caseros donde nació en el año 1926.
Murió cumpliendo prisión domiciliaria por los delitos mencionados, en 2003, a los 76 años.
Además del cáncer de páncreas en estado terminal que lo acechaba, su salud se encontraba deteriorada a causa de su prolongada adicción al alcohol
Muchos de sus detractores, en su afán por repudiarlo aún más y de ridiculizarlo públicamente, solían comentar que decidió la guerra de Malvinas en estado de ebriedad, porque de lo contrario nadie sobrio y coherente hubiese decidido hacerlo en las pobres condiciones militares de la Argentina, y muchos menos enfrentándose a una potencia militar como Inglaterra, con siglos y siglos de una trayectoria impecable en ese aspecto.